El verano trae consigo días más largos, vacaciones y viajes por carretera… pero también temperaturas extremas que pueden convertirse en un enemigo silencioso para tu coche. Cuando el termómetro supera los 40 grados, no solo es el conductor quien sufre el calor; cada pieza y sistema del coche se ve sometido a un esfuerzo extra que acelera su desgaste y aumenta el riesgo de averías.
La Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV) advierte que mantener la ITV al día y seguir un plan de mantenimiento preventivo no es solo una cuestión de papeleo, sino una garantía de seguridad en momentos críticos. Porque, en condiciones extremas, incluso un componente aparentemente en buen estado puede fallar de forma repentina.
3Batería del coche: el enemigo invisible del verano

Aunque muchos asocian las baterías descargadas al invierno, el calor intenso también es letal para ellas. Las altas temperaturas aceleran la evaporación de los líquidos internos y pueden dañar las placas, reduciendo su capacidad de almacenamiento. Una batería que ya tiene varios años de uso puede ver acortada drásticamente su vida útil tras una ola de calor.
En coches modernos, donde la batería alimenta no solo el arranque sino también numerosos sistemas electrónicos, una avería en este componente puede dejarte tirado en el peor momento. Revisar su estado, comprobar la carga y limpiar los bornes son tareas sencillas que ayudan a evitar problemas, especialmente antes de viajes largos en verano.