¿Alguna vez te has parado a pensar si algunas de las normas que impone la DGT podrían acabar dañando tu coche? Puede sonar contradictorio porque se supone que las reglas están para mejorar la seguridad y el buen funcionamiento del tráfico. Sin embargo, un mecánico profesional tiene una perspectiva única y, en ocasiones, sorprendente sobre este aspecto. Y lo más sorprendente es que ha observado cientos de averías por cumplirlas normas de circulación.
En concreto, hay 3 reglas que pueden causar averías muy costosas, y que afectan de forma irremediable diversos componentes de tu coche..
3El azote de los badenes

Un elemento cada vez más presente en nuestras calles que, sin ser una norma directa de la DGT, ya que fue el Ministerio de Fomento quien los reguló, es una medida recurrente de las políticas de reducción de velocidad y que están destrozando tu coche: los badenes, también conocidos como resaltos o bandas reductoras de velocidad.
Estos elementos son una medida de seguridad local, pero se han extendido como la pólvora por nuestras ciudades. La idea es buena: obligar a los conductores a reducir la velocidad en puntos críticos, como colegios o zonas residenciales. El problema surge cuando estos badenes no cumplen con las normativas de diseño o cuando se instalan de forma excesiva y con poca visibilidad. Un badén demasiado alto, demasiado corto o con una pendiente muy pronunciada es un golpe directo a la salud de tu vehículo.
Cada vez que pasas por un badén de forma inadecuada, o por uno que es agresivo con el coche, estás sometiendo a varios componentes a un estrés brutal. Los primeros en sufrir son los amortiguadores. Su función es absorber los impactos, pero un impacto repetido y violento los desgasta de forma prematura. Un amortiguador en mal estado no solo reduce el confort de la marcha, sino que compromete la seguridad, afectando a la estabilidad del coche, la frenada y el agarre de los neumáticos.
Pero no afecta solo a los amortiguadores. Los muelles de la suspensión también sufren, y pueden llegar a partirse. Los brazos de suspensión y las rótulas se ven sometidos a una tensión excesiva, lo que provoca holgura y ruidos, y también se pueden romper. Además, si el badén es tan alto que golpeas con los bajos, puedes dañar el cárter, lo que significa una fuga de aceite y una posible avería grave si no la detectas a tiempo, el tubo de escape o incluso elementos del sistema de combustible o frenos.
Los neumáticos y las llantas tampoco se libran. Un paso brusco por un badén puede deformar una llanta o provocar un «bulto» en el flanco del neumático, señal de que la estructura interna se ha dañado y necesita un reemplazo urgente para evitar un reventón. En definitiva, los badenes, aunque sean un elemento de seguridad, se convierten en un verdadero calvario para la suspensión, la dirección y los bajos de tu coche, con reparaciones que pueden ascender a cientos o incluso miles de euros.
Después de conocer estas perspectivas desde el mundo de la mecánica, es natural que te preguntes qué puedes hacer. Sobre todo no te obsesiones pensando que el coche se va a romper en cualquier momento. La DGT tiene un papel importante en la seguridad vial y muchas de sus normas son beneficiosas. Sin embargo, estar informado te permite tomar mejores decisiones.