El verano es sinónimo de kilómetros, maleteros llenos y coches que pasan más tiempo del habitual bajo el sol o soportando atascos interminables a más de 40 ºC. Todo eso tiene un precio, tanto para el conductor como para el propio vehículo. Los meses estivales suelen ser los más exigentes para la mecánica: altas temperaturas, cargas adicionales y largas jornadas de uso hacen que, al terminar las vacaciones, muchos coches arrastren pequeños desgastes que, si no se revisan a tiempo, pueden convertirse en averías serias.
Por eso, al igual que uno revisa las fotos del viaje o vacía las maletas al regresar a casa, también conviene darle a tu coche un “chequeo de vuelta”. Detectar a tiempo niveles bajos de líquidos, neumáticos fatigados o sistemas que no funcionan al cien por cien es la mejor receta para mantener la seguridad y evitar gastos innecesarios. Y lo mejor: muchas de estas comprobaciones son rápidas y pueden hacerse en casa o en una gasolinera.
8Carga y aerodinámica del coche
Durante las vacaciones es habitual montar cofres de techo o bacas para ganar espacio. Pero si ya no los necesitas, lo mejor es quitarlos: aumentan el consumo de combustible hasta un 15 % y generan ruidos aerodinámicos innecesarios.
En el interior, coloca el equipaje o cualquier objeto pesado en la parte más baja y centrada del maletero. Conducir con una carga mal repartida afecta a la estabilidad y aumenta el riesgo en maniobras bruscas.








