El verano es sinónimo de kilómetros, maleteros llenos y coches que pasan más tiempo del habitual bajo el sol o soportando atascos interminables a más de 40 ºC. Todo eso tiene un precio, tanto para el conductor como para el propio vehículo. Los meses estivales suelen ser los más exigentes para la mecánica: altas temperaturas, cargas adicionales y largas jornadas de uso hacen que, al terminar las vacaciones, muchos coches arrastren pequeños desgastes que, si no se revisan a tiempo, pueden convertirse en averías serias.
Por eso, al igual que uno revisa las fotos del viaje o vacía las maletas al regresar a casa, también conviene darle a tu coche un “chequeo de vuelta”. Detectar a tiempo niveles bajos de líquidos, neumáticos fatigados o sistemas que no funcionan al cien por cien es la mejor receta para mantener la seguridad y evitar gastos innecesarios. Y lo mejor: muchas de estas comprobaciones son rápidas y pueden hacerse en casa o en una gasolinera.
10Luces y testigos en el cuadro
Por último, revisa todas las luces: cortas, largas, intermitentes y antiniebla. Muchas veces no nos damos cuenta de que una lámpara está fundida hasta que nos lo avisa otro conductor.
Si aparece un testigo en el cuadro, recuerda la regla básica: amarillo significa precaución y visita al taller lo antes posible; rojo significa parada inmediata y asistencia. Ignorar una luz puede ser la diferencia entre una reparación sencilla y una avería grave.








