La movilidad eléctrica es la razón de ser de Polestar, la empresa sueca de automóviles eléctricos de alto rendimiento. Y para popularizar esa forma de movilidad eficiente y sostenible no cierran ningún canal ni se resisten a ninguna iniciativa; entre otras cosas porque están en un año clave en el que la gama de modelos se va a triplicar.
En su estrategia comercial hay una máxima que es dar al cliente lo que realmente necesita; no imponer ni empujar; sino convencer. Y para convencer la gente tiene que probar sus coches y tener claro que son adecuados para sus necesidades y que van a darles el servicio que realmente necesitan. Una forma de actuar que en cierto modo se sale de las presiones comerciales en busca de conseguir la venta y de alcanzar el objetivo de matriculaciones.

Esa forma de trabajar la replican en todos los canales y con todos los clientes, tanto particulares como empresas. Y en este canal, cada vez más importante –más del 70 por ciento de las ventas de Polestar a nivel europeo vienen del canal de empresas- tienen posiblemente mucho más sentido convencer que imponer. Porque para la empresa la elección de un coche eléctrico para su flota tiene más intereses y no solo el de estrenar coche. También sirve para que la empresa cumpla con los objetivos medioambientales y de RSC que cada vez son más importantes para las empresas.
Polestar trabaja codo con codo con las empresas
En este caso, en una marca como Polestar, con modelos muy Premium, hay otro objetivo, que es popularizar sus productos de arriba abajo; es decir que sus coches puedan entrar en el abanico de posibles modelos a elegir por los directivos y responsables de las compañías. Y que esa elección sea en cierto modo ejemplo para el resto de trabajadores de la empresa de que esta tiene sensibilidad hacia la electrificación, la sostenibilidad y el medio ambiente. Es una forma de popularizar la movilidad eléctrica empezando por la parte de arriba para que cale hacia el resto de la sociedad.

En esta estrategia, en Polestar trabajan de manera absolutamente individualizada y personal con todo tipo de empresas y entidades. Y a cada una de ellas le buscan la solución específica y útil para sus necesidades si es que la hay tras analizar lo que cada empresa demanda. “Si la solución de un Polestar no es adecuada, no vamos a forzar”, comenta Pedro Parra, director de Ventas de Polestar España.
Aunque son, evidentemente, unos convencidos de las ventajas de este tipo de movilidad. Antonio Cristóbal pone un ejemplo claro identificando uno de los principales puntos positivos de tener un coche eléctrico. «Si tú tuvieses un coche de combustión y una empresa te dijese, te doy un servicio que te llene toda la noche el depósito y a un precio imbatible, pues estaría muy bien, eso es lo que significa tener un punto de carga en tu domicilio».
Pero frente a ello, una de las desventajas, y de las que más se mira, es la posibilidad de la carga pública; donde todos creen que nos queda por andar no y no tanto en cuanto a velocidad de carga o cuanto cobertura que hay suficiente. También se trata de dar una experiencia de carga adecuada «porque nuestros clientes son clientes de coches de 50.000 euros acostumbrados a un coche de calidad y un servicio de calidad y después de haber gastado semejante cantidad en un gran coche, estar tirado en mitad de no se sabe dónde en un cargador sin ni siquiera un tejado que te proteja del sol o la lluvia no es una experiencia muy agradable.
Se trata de una estrategia de sembrar, en cierto modo de educar sobre las ventajas –y también los inconvenientes- de la movilidad eléctrica. Y de a quién le conviene y quién todavía no está preparado. Porque las velocidades de las compañías no son las mismas ni las necesidades o demandas son iguales en función del tipo de empresa, de su actividad, su número de trabajadores…

La opinión de dos empresas de diferente tamaño y necesidades
Para debatir y comentar sobre esto, los responsables de las ventas de la marca, tanto Pedro Parra, como Antonio Cristóbal, responsable de Venta Empresas para el sur de Europa, propusieron una charla con representantes de diferentes tipos de empresas que ya han apostado por incorporar a su flota de dirección modelos de la marca. Jorge Lázaro, de Soastel, una empresa de comumicaciones de Zaragoza y Javier Martínez, responsable de Movilidad de la energética EDP, se prestan a contar sus propias vivencias en la implantación de los eléctricos en las flotas de sus empresas.
Pero antes de entrar en sus experiencias, se habla de lo general, de los retos o problemas a los que se enfrentan los conductores de eléctricos y que pueden frenar -o ya lo están haciendo- el desarrollo de un parque de 0 emisiones. Se ha hablado de la experiencia de carga. Pero siempre sale, en cualquier conversación, el tamaño de la red de recarga pública. Y siempre dice que es insuficiente. Javier Martínez, sin embargo, no lo ve así; y aporta un ejemplo: «En Portugal, donde tienen muchos menos puntos de carga y mucha más cuota de eléctricos no tienen ningún miedo ni ningún problema».
Del caso portugués salen algunos ejemplos que tal vez estaría bien implantar en España. Porque frente a la complicación de la carga que todos en la mesa confirman -«llegas a un punto de carga en una red en la que no estás registrado, tienes que buscar y bajarte la aplicación de cada empresa, meter los datos de tu tarjeta, esperar la validación… Todo eso retrasa y hace mucho más incómodo el proceso»- en Portugal todo es más fácil. Allí, comenta Javier Martínez, te dan una tarjeta con la que pagas en todos los puntos de recarga, sean de la empresa que sean -salvo Tesla-. Con eso, la complicación es mínima y la experiencia mucho más agradable».

Frente a eso, parece que en nuestro país, a partir de 2026, todos los nuevos cargadores que se instalen deberán contar con un TPV (terminal de punto de venta) para pagar con una tarjeta ‘normal y corriente’ y evitar tener que descargar múltiples aplicaciones. Eso será un avance, se asegura en la charla. Aunque aún hay otro que hacer y que sigue pendiente: tener localizados todos los puntos de carga públicos en un mapa, pese a que, como comenta Javier Martínez, su empresa y todos los operadores deben reportar todas las ubicaciones al Ministerio de Transportes. El responsable de Movilidad de EDP pone sobre la mesa otra idea: «poner carteles en las autopistas identificando dónde hay cargadores».
Son por tanto muchos los detalles y complicaciones que quedan por resolver o por pulir. Pero el camino está marcado y en el caso de las empresas, es claro que, en cierto modo están llamadas a dar ejemplo. Así se lo toman los dos representantes que están aquí.
Jorge Lázaro de SOASTEL compare la experiencia de su empresa, una PYME del sector de las telecomunicaciones con una flota de 11 vehículos de servicio y 3 vehículos de dirección. A pesar de su compromiso con la sostenibilidad, electrificar la flota completa resulta complicado y costoso en este momento. Sin embargo, han dado el primer paso electrificando los vehículos de dirección, optando por el Polestar 4 debido a su autonomía, diseño y prestaciones.

“Somos una empresa con un importante compromiso con la sostenibilidad, apostamos por la autogeneración de energía y la reducción de emisiones, a pesar de que nadie nos obliga. Tenemos placas solares instaladas y hemos intentado electrificar nuestra flota. Empezamos por la flota de servicio donde hicimos un utilitario en renting pero nos es muy complicado y costoso ahora mismo pasar el resto de la flota técnica”.
En su caso, además, ya ha habido una evolución en la electrificación de la flota, pues llevan años conduciendo vehículos híbridos. “Los directores hasta ahora conducíamos híbridos; y en mi caso he pasado a un Polestar 4 principalmente por la autonomía pero también por el diseño del coche y las prestaciones, de esta forma podemos reducir la emisión de nuestra flota empezando por la dirección; pero para la flota operativa esperaremos a que existan soluciones más económicas”.
Por otro lado, Javier Martínez, director de movilidad de EDP España da la visión de una multinacional, que además es del sector energético, con lo cual la implicación es máxima. Entre los retos para la implantación de flota eléctrica en EDP explicó cómo han logrado proporcionar cobertura de carga en el estacionamiento para todos sus directivos sin necesidad de soluciones complejas o grandes inversiones. Utilizando la tecnología adecuada, pueden cargar más de cien coches en su parking sin necesidad de contratar la totalidad de la potencia necesaria, gestionando dinámicamente la potencia disponible y aprovechando los tiempos de parada de los coches.
“Hay que entender cuáles son las necesidades de electricidad de los coches en función de sus recorridos. La mayoría de coches de Dirección no necesitan más de 15kWh diarios (unos 80 km), en la práctica significa una carga de poco más de una hora en 11kW de potencia en AC (la solución más sencilla que se denomina «carga lenta o de destino»).
Javier Martínez ahonda en que una correcta gestión de la carga podría acabar con todos los prejuicios sobre el coche eléctrico; porque frente a las teorías de que la red de recarga es insuficiente, el responsable de EDP considera que cuando se comparan las necesidades reales de energía de una flota a diario (en función de su movimiento de ida y vuelta) y los tiempos de parada de los coches en el aparcamiento, vemos que con gestión la potencia (smart charging) es capaz de solventar un enorme abanico de casos. En el caso de aparcamientos de oficinas con coches de dirección y particulares de los trabajadores el problema es prácticamente inexistente.
Tanto Javier como Jorge creen que desde las empresas hay que dar el paso y, en este caso, los directivos tienen que tomar la iniciativa y apostar por vehículos eléctricos para demostrar el compromiso de la empresa por la electrificación de la flota. Una toma de decisiones para la que es clave el asesoramiento de las marcas que, como Polestar, tienen claro el camino a seguir para llegar a esa meta de la movilidad sostenible.