En los últimos años, las ciudades españolas han vivido un cambio profundo en la forma en la que nos movemos. Los patinetes eléctricos y la bicicleta han pasado de ser una opción marginal a convertirse en protagonistas absolutos de la movilidad urbana. Cada vez más ciudadanos optan por estos medios de transporte por su rapidez, bajo coste y porque ayudan a evitar atascos y reducir la contaminación.
Sin embargo, el crecimiento acelerado del uso de bicicletas y patinetes también ha traído consigo nuevos retos. Las aceras se han convertido en un campo de batalla entre peatones y usuarios, las normas de circulación no siempre estaban claras y los accidentes han aumentado. Ante esta situación, muchos ayuntamientos han decidido actualizar sus ordenanzas para regular, de manera clara, qué se puede y qué no se puede hacer con estos vehículos en la vía pública.
6El objetivo: una movilidad más segura y sostenible

En última instancia, estas medidas buscan equilibrar la movilidad en las ciudades. La bicicleta y el patinete eléctrico son aliados imprescindibles en la lucha contra la contaminación y los atascos, pero su uso desordenado puede generar tantos problemas como los que resuelve. Con la nueva ordenanza, las instituciones pretenden dar un paso adelante hacia una movilidad urbana más segura, responsable y sostenible.
Al final, se trata de asumir que, tanto si conducimos un coche, una bicicleta o un patinete, compartimos el mismo espacio y debemos hacerlo con respeto mutuo. Si las normas se cumplen, todos salimos ganando: menos accidentes, menos conflictos y un entorno urbano más agradable para vivir y desplazarse.