En los últimos años, las ciudades españolas han vivido un cambio profundo en la forma en la que nos movemos. Los patinetes eléctricos y la bicicleta han pasado de ser una opción marginal a convertirse en protagonistas absolutos de la movilidad urbana. Cada vez más ciudadanos optan por estos medios de transporte por su rapidez, bajo coste y porque ayudan a evitar atascos y reducir la contaminación.
Sin embargo, el crecimiento acelerado del uso de bicicletas y patinetes también ha traído consigo nuevos retos. Las aceras se han convertido en un campo de batalla entre peatones y usuarios, las normas de circulación no siempre estaban claras y los accidentes han aumentado. Ante esta situación, muchos ayuntamientos han decidido actualizar sus ordenanzas para regular, de manera clara, qué se puede y qué no se puede hacer con estos vehículos en la vía pública.
5Aparcamiento y uso responsable del espacio público

Uno de los grandes problemas con la llegada masiva de patinetes y bicicletas compartidas fue el caos en los aparcamientos. Vehículos mal colocados, bloqueando accesos o tirados en medio de la acera se convirtieron en una imagen habitual en muchas ciudades. La nueva ordenanza quiere poner fin a esta situación.
Ahora, las bicicletas y patinetes deberán estacionarse únicamente en los espacios habilitados para ello. Si no los hay, podrán dejarse junto al bordillo, pero sin obstaculizar el paso de peatones, accesos a viviendas o plazas reservadas. Las empresas de alquiler también estarán obligadas a garantizar un correcto aparcamiento de sus vehículos, bajo amenaza de sanciones económicas si sus usuarios incumplen la norma.