La conducción está cambiando. Uno de los grandes protagonistas de esta transformación es el sistema de velocidad dinámica. Hasta hace poco, el límite en autovías y autopistas estaba grabado a fuego en carteles metálicos fijos: 120 km/h. Sin embargo, esa rigidez choca con la realidad de la carretera, donde el tráfico, el tiempo e incluso la contaminación modifican constantemente las condiciones de seguridad.
Por eso, cada vez más tramos de la red viaria española apuestan por la velocidad dinámica, un sistema que ajusta el límite máximo en función de lo que ocurre en tiempo real. El concepto no es nuevo en Europa, pero es ahora cuando empieza a hacerse un hueco en nuestro país. Y con él, también llegan dudas, despistes… y multas para quienes no prestan suficiente atención.
5Ventajas y riesgos del sistema

Circular a una velocidad adecuada reduce de forma significativa las posibilidades de accidente, sobre todo en condiciones adversas. Además, contribuye a la fluidez del tráfico, evitando frenazos bruscos y diferencias de velocidad peligrosas entre coches. Incluso puede ayudar a rebajar la contaminación en grandes ciudades, al suavizar el ritmo de circulación.
El riesgo está en el desconocimiento y la falta de costumbre. No todos los conductores están atentos a los paneles ni interpretan con rapidez un cambio repentino de velocidad. Una diferencia de reacción que puede ser peligrosa si algunos frenan y otros mantienen el ritmo. Por eso, la DGT insiste en la necesidad de estar atentos, anticiparse y respetar siempre las nuevas indicaciones.