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lunes, 17 noviembre 2025

The Beast: El Rolls-Royce ‘de palo’ que encierra 27 motores 1.0 EcoBoost sale a subasta

The Beast se ha convertido en uno de los vehículos más descabellados de la historia. Fabricado artesanalmente, esconde un V12 de 27 litros que viene de un avión de combate. Tras su paso por España se ha restaurado y ahora busca nuevo hogar.

En el mundo de los coches clásicos, donde la excentricidad se mide en revoluciones por minuto y la historia en batallas aéreas, emerge una bestia única: el John Dodd ‘The Beast’ de 1972. Este one-off británico, un shooting brake de proporciones descomunales impulsado por un motor V12 sacado directamente de un caza de la Segunda Guerra Mundial, vuelve a rugir en el mercado. Historics Auctioneers lo saca a subasta el 29 de noviembre en The Brooklands Velocity, en Mercedes-Benz World, con una estimación que oscila entre las 75.000 y las 100.000 libras (entre 85.000 y 115.000 euros). ¿Un precio de ganga para un vehículo que combina ingenio loco, litigio con Rolls-Royce y un rugido que evoca a los cielos de la Batalla de Inglaterra? Absolutamente. Si eres un coleccionista que sueña con lo imposible, este The Beast no es solo un coche: es un capítulo vivo del automovilismo alternativo, listo para devorar carreteras y conversaciones por igual.

Imagina un Ford Capri estirado hasta los 5,8 metros de largo, con una carrocería de fibra de vidrio que parece un Rolls-Royce mutante y un escape que emite un rugido como el un escuadrón de Spitfires en picado. Ese es The Beast, nacido de la mente febril de John Dodd, un ingeniero de transmisiones que transformó un proyecto fallido en una leyenda rodante. En un era dominada por muscle cars yankees y deportivos italianos, Dodd apostó por lo británico hasta el absurdo: un motor de avión de 27 litros, suspensión independiente y un interior de cuero y nogal que podría haber salido de un club de campo de los ‘70. Ahora, tras décadas de anonimato en España y cameos en televisión, busca nuevo dueño. Y no, no estamos hablando de un kit car cualquiera; este es el chasis #001, con solo 11.000 millas en el odómetro (17.700 kilómetros), listo para su próximo capítulo.

Los orígenes de The Beast: de tanque a Spitfire, pasando por un incendio

2025 The Beast. Imagen lateral.
Foto: Historics Auctioneers

La historia de este particular The Beast comienza en los años ‘60, cuando el ingeniero Paul Jameson soñó con lo imposible: encajar un motor V12 Rolls-Royce Meteor –el mismo que propulsaba tanques Centurion– en un chasis tubular personalizado. Con 760 CV de potencia y 1.030 Nm de par, la bestia original necesitaba una transmisión a la altura, así que Jameson recurrió a John Dodd, un mago de las cajas automáticas. Dodd no solo se unió al proyecto; lo adoptó. Cubrió el chasis con una carrocería inspirada en un Ford Capri –bautizada por algunos como «el Capri más feo de la historia»–, pero el destino intervino: un incendio lo redujo a cenizas.

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En 1972, Dodd resucitó al monstruo con esteroides. Cambió el Meteor por un Rolls-Royce Merlin V12 de 27 litros, el corazón legendario de iconos como el Supermarine Spitfire y el Avro Lancaster. Este bloque aeronáutico, con inyección de combustible a presión y compresor, genera entre 750 y 850 CV de potencia –cifras no oficiales, pero corroboradas por pruebas informales en la Autobahn, donde Dodd juraba haber superado las 180 mph (290 km/h)–. ¿La transmisión? Una automática pesada diseñada a mano por el propio Dodd, capaz de domar ese apocalíptico par motor. El chasis, de acero tubular, mide unos impresionantes 19 pies de largo (5,8 metros), con una carrocería de dos puertas fabricada por Fiber Glass Repairs en Bromley. Inicialmente, Dodd le dio un toque de lujo supremo: parrilla de Rolls-Royce y el Spirit of Ecstasy en el capó. Pero los de Goodwood no vieron con buenos ojos esa «apropiación» y le demandó. Dodd perdió el juicio, cambió la parrilla por una personalizada con sus iniciales y, en un gesto de rebeldía, «escondió» a The Beast… llevándolo a España.

Allí, en las carreteras de Málaga, el rugido del Merlin se convirtió en leyenda local. Con adhesivos del RACE y RACC en el parabrisas trasero –prueba de sus viajes por la Costa del Sol–, The Beast rodó sin complejos, atrayendo miradas y cámaras. John Dodd, que falleció en 2023, lo mantuvo como un secreto a voces: usable en la calle gracias a su entrega de potencia «amigable» –suspensión independiente, frenos de disco en las cuatro ruedas y dirección precisa–, pero con un sonido que eriza la piel. Ha protagonizado documentales, artículos en revistas como Classic & Sports Car y hasta cameos en la televisión británica, consolidándose como el epítome de la ingeniería privada excéntrica.

Bajo el capó ruge un motor Merlin V12 con 27 litros de cilindrada

2025 The Beast. Imagen motor.
Foto: Historics Auctioneers

¿Qué hace al John Dodd Beast tan adictivo? Empieza por su alma: el V12 Merlin, un superviviente de la Segunda Guerra Mundial reacondicionado para la era del petróleo barato. Con entre 750 y 850 CV de potencia a unas 3.000 rpm ayudado por su compresor volumétrico, acelera de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos. ¿La velocidad máxima? Dodd afirmaba haber alcanzado 180 mph (290 km/h) en la Autobahn; hoy, con actualizaciones modernas, podría rozar los 300 km/h en condiciones ideales. Pesa alrededor de 1.500 kilos –ligero para su tamaño–, gracias al chasis minimalista y a la carrocería de fibra de vidrio. La transmisión automática de tres velocidades, obra de Dodd, es un prodigio: suave en ciudad, brutal en autovía, con un convertidor de par que evita que el conductor se queme los nervios.

El interior es un oasis de refinamiento: asientos de cuero retapizados recientemente, salpicadero con madera de nogal, velocímetro Smiths tarado hasta los 260 km/h y un puesto de conducción central que evoca a un caza adaptado. Bajo el largo capó, el Merlin brilla con sus 12 cilindros en V, inyectores aeronáuticos y un escape triple que bombea un sonido gutural, como un Lancaster despegando. Frenos de disco Girling, suspensiones con brazos de aluminio y neumáticos radiales modernos completan el paquete: no es un hypercar de pista, sino un gran turismo loco, homologado para carretera (al menos en UK y España).

De Brooklands a Málaga: La particular historia de The Beast

2025 The Beast. Imagen trasera.
Foto: Historics Auctioneers

Tras la mudanza de Dodd a España en los 80, The Beast se integró en la vida mediterránea: rodadas por la Costa del Sol, visitas a circuitos y hasta un rol en fiestas privadas. Su amarillo original dio paso a un reciente gris metálico de dos tonos, manteniendo la esencia sin alterar la originalidad. Con solo 11.000 millas (17.700 kilómetros), ha sido debidamente mimado: motor revisado, transmisión lubricada y electrónica actualizada para conservar la fiabilidad. Dodd, que lo pilotó hasta sus últimos días, lo describía como «un gentleman con garras»: refinado en curvas, demoledor en rectas. Algo que en breve podrá confirmar su nuevo propietario.

Fotos: Historics Auctioneers

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