La comparación es tan llamativa como provocadora: según un estudio independiente reciente, los Tesla se parecen más a los kleenex de lo que muchos de sus propietarios querrían admitir. Es decir, productos pensados para un uso intensivo durante un tiempo relativamente corto, pero con una vida útil condicionada por factores que van más allá del simple desgaste mecánico. En una industria tradicionalmente obsesionada con la durabilidad, esta afirmación ha levantado ampollas.
El coche eléctrico, y Tesla como su principal estandarte, ha cambiado las reglas del juego en muy poco tiempo. Software, actualizaciones remotas, baterías y electrónica han pasado a ser tan importantes como el motor o el chasis. Pero este nuevo enfoque también abre un debate incómodo: ¿estamos ante vehículos diseñados para durar muchos años o ante productos tecnológicos con fecha de caducidad, muy al estilo de un kleenex?
4Reparaciones, recambios y el coste de seguir en la carretera
Mantener un Tesla fuera de garantía no siempre es sencillo ni barato. Aunque la marca ha avanzado en la disponibilidad de recambios y talleres, el informe destaca que muchas reparaciones siguen teniendo un coste elevado, especialmente en elementos electrónicos o estructurales. Además, la filosofía de sustitución de módulos completos, en lugar de pequeñas piezas, incrementa la factura final.
Este enfoque refuerza la sensación de producto poco reparable, más cercano al concepto kleenex que al de un coche clásico diseñado para ser arreglado una y otra vez. Para muchos usuarios, llega un punto en el que la reparación deja de tener sentido económico, empujando al vehículo hacia una jubilación anticipada.








