Royal Enfield es una de esas marcas de motos con un aura muy especial. No en vano, se trata del fabricante de motocicletas más antiguo que sigue operando, pues su primer producto fue lanzado en 1901. De origen británico, la firma india está especializada en modelos de estilo retro, con una amplísima gama. Y en ella destaca la Bear 650, que combina ese estilo clásico con ciertos toques scrambler.
El nombre de Bear se inspira en la victoria de Eddie Mulder en la carrera Big Bear Run de 1960, destacando su espíritu indomable y determinación. El número que lo acompaña hace referencia a la cilindrada del motor, un bicilíndrico con gran protagonismo en esta prueba.
La Bear 650 está creada a partir de Interceptor, sobre la que se han efectuado importantes cambios tanto estéticos como en la parte ciclo. Comparten un chasis tubular de acero de doble cuna, aunque en el caso de la Bear se equipa una horquilla delantera invertida con una llanta de 19 pulgadas. La trasera, también de radios, es de 17 pulgadas (en la Interceptor, ambas son de 18″) y equipan unos neumáticos de uso mixto que le otorga un aspecto scrambler.
La Royal Enfield Bear 650 es una moto muy polivalente
Los más puristas dirán, con razón, que una scrambler que se precie debe llevar el escape en posición elevada, para ponerlo a salvo de posibles golpes, y ese no es el caso de la Bear. Eso la hace difícil de clasificar, pero he ahí gran parte de su encanto, más allá de el diseño, sin duda su gran baza.
En la parte positiva, sorprende la buena calidad con la que está realizada. Todos los mandos y demás elementos destilan solidez. La instrumentación digital de 4 pulgadas ofrece bastante información e incluso tiene conectividad con el teléfono móvil. Lo importante, no obstante, es que se lee con mucha claridad.
La postura es cómoda y relajada, con un manillar ancho que transmite mucha sensación de control. Eso sí, pese a ser una moto compacta, no es precisamente ligera (214 kilogramos en orden de marcha) y el asiento queda a 830 milímetros del suelo (10 mm más alto que en una Honda NT1100), por lo que no es especialmente adecuada para usuarios de estatura baja. A su favor, el asiento no es muy ancho.
Respecto a la parte mecánica, la Royan Enfield Bear equipa el habitual bicilíndrico en línea que, por potencia, se ajusta exactamente a los requirimientos del carnet A2. Anuncia un consumo de 4,2 litros cada 100 kilómetros, con un depósito de 13,7 litros, de modo que la autonomía teórica alcanza los 326 kilómetros.
Este último dato se cumple en la práctica, e incluso se puede mejorar. De hecho, el motor es uno de los puntos más descacados de esta Royal Enfield. Es muy agradable y tiene una respuesta mejor de lo que cabría esperar por su relación peso-potencia. Tanto el embrague como el cambio tienen un tacto exquisito, aunque hay que ser contundente con el pedal a la hora de subir marchas porque a veces no llega a engranar.
Otro aspecto susceptible de ser revisado es el de los frenos. La Bear está equipada con un disco de freno delantero de 320 milímetros y otro trasero de 270 mm. El fabricante es Bybre, la segunda marca de Brembo, especializada en este tipo de motos. Lo cierto es que, pese a que no se trata de una moto que incite a una conducción deportiva, se echa de menos más mordiente y contundencia en la rueda delantera.
En definitiva, la Royal Enfield Bear 650 es una moto capaz de convencer a un público muy variado, quizá la que más dentro del catálogo de la firma india. Además, después de una semana y muchos kilómetros a sus mandos, te bajas con la sensación de que su precio (desde 7.287 euros) es totalmente justo.
Galería de imágenes de la Royal Enfield Bear 650
Fotos: Motor 16
