Los profesores de autoescuela pertenecen al grupo de los profesionales que más tiempo pasan en la carretera. En este caso, tienen la responsabilidad de enseñar a los conductores del futuro, tanto en lo que respecta a las normas de tráfico y a la circulación en sí, como a entender cómo funciona un coche y algunos consejos básicos.
Ángela, que lleva una década dando clases prácticas, explica cuál es el primer detalle que cualquier conductor debe tener en cuenta durante los días de lluvia. Una simple comprobación que nos puede evitar un susto, tanto cuando caen las primeras gotas de agua como con lluvia mucho más intensa. Así que si eres de los que arrancan sin más cuando llueve (o ha llovido), toma nota del consejo de esta profesora de autoescuela. Y grábatelo a fuego a partir de ahora.
La comprobación imprescindible en tu coche
Esta profesora lo define como ‘la regla del minuto’, que no es más que dedicar estos primeros 60 segundos a revisar si la visibilidad es adecuada. El primer paso es revisar que las escobillas del limpiaparabrisas estén en buen estado. Si chirrían, dejan marcas o zonas sin limpiar, es que ha llegado el momento de cambiarlas. Son baratas, se instalan en un par de minutos y además ayudan a ver mejor, incluso con lluvia intensa.
Después, echa un vistazo al nivel del líquido limpiaparabrisas. Si está bajo o vacío, no va a servir de mucho que las escobillas se muevan si no pueden limpiar el barro o el polvo que levanta el tráfico. Además, hay fórmulas en el mercado que tienen propiedades antivaho o repelentes al agua que pueden mejorar aún más la visibilidad.
Y, por último, algo que nadie hace es comprobar el sistema de desempañado. Cuando hace frío, los cristales tienden a empañarse por dentro, así que basta con encender el aire acondicionado en modo caliente y dirigirlo hacia el parabrisas. O directamente activar el botón que la mayoría de coches modernos tienen para esta función y que funcionan tanto en el parabrisas delantero como en la luna trasera.
Lógicamente, no tienes que hacer todo esto cada vez que llueve y te subas al coche, pero sí que conviene revisarlo de vez en cuando, sobre todo en época de muchas lluvias. «Los conductores tienden a fijarse en los neumáticos o en los frenos, pero si no ves bien lo que tienes delante, eso da igual. La seguridad empieza por el parabrisas y las luces», explica Ángela.
Consejos para conducir bajo la lluvia
La lluvia cambia por completo el comportamiento de un coche (y cualquier otro vehículo). Para empezar, el agua reduce la adherencia de los neumáticos y alarga la distancia de frenado hasta un 30%, aunque tengas las ruedas en buen estado. Imagínate si el dibujo está muy desgastado. Por eso, conviene reducir la velocidad y mantener una distancia de seguridad mucho mayor de la habitual.
Otro enemigo, al que la mayoría de conductores no saben cómo reaccionar, es el aquaplaning. Ocurre cuando las ruedas no son capaces de evacuar el agua y el coche literalmente queda flotando. En ese momento, ningún sistema electrónico ni ADAS puede hacer milagros, así que la única ‘solución’ es mantener la calma, no frenar de manera brusca y esperar a que los neumáticos recuperen el contacto con el suelo.
También es fundamental llevar la iluminación adecuada en el coche, pues tan importante es ver bien como ser visto. Y, por último, mucho cuidado con las primeras gotas de lluvia. El agua se mezcla con el polvo, la grasa y los restos de aceite, así que forman una capa resbaladiza que es mucho más peligrosa que la lluvia intensa.
