¿Recuerdas cuándo ir a la ITV era poco más que un trámite? Llegabas, encendías las luces, te ponías sobre el foso y, salvo sorpresa, salías con tu pegatina nueva. Pero muchos usuarios han notado que en los últimos años pasar la ITV parece cada vez más complicado.
Y es que algo ha cambiado en el panorama de la inspección técnica en España. Los números no mienten: dos de cada diez vehículos ya no superan la ITV a la primera. ¿Por qué se ha vuelto tan difícil, y qué puedes hacer para evitar que te tiren?
Mayor antigüedad y unos criterios más estrictos

La principal razón de que suspendas la ITV es que tu coche es cada vez más viejo. El parque móvil español se acerca a una media de 14 años de antigüedad, una cifra que nos coloca entre los países con los coches más viejos de Europa.
Un coche con 14 años necesita muchas más atenciones que uno recién salido del concesionario. Pero además, los criterios de inspección se han endurecido. La normativa europea y la española no perdonan, y con razón, ya que el objetivo es garantizar la seguridad vial y reducir las emisiones contaminantes.
Unido a esto se presenta un tercer problema: el dinero. El sector de la automoción está sufriendo un incremento notable en los costes, con los recambios originales subiendo su precio de forma constante.
Esto crea un círculo vicioso: tu coche viejo necesita reparaciones caras para superar la inspección, pero el elevado precio de las piezas nuevas se convierte en una barrera insalvable para miles de conductores. El resultado es que se retrasa o se evita la reparación, y el vehículo acaba suspendiendo la ITV o, lo que es peor, ni siquiera se presenta.
¿Dónde falla más un coche en la ITV?

Los puntos negros que concentran la mayoría de defectos graves en la ITV se localizan en cuatro áreas principales. Entender dónde mira con lupa el inspector te da una ventaja para prepararte.
Las emisiones contaminantes se han convertido en uno de los motivos de suspenso más comunes, representando más del 20% de los defectos graves detectados. Con el endurecimiento de las normativas, los coches más antiguos, con el catalizador desgastado o con fallos en el filtro de partículas (en el caso de los diésel), tienen serios problemas para cumplir con los límites. La DGT y la Unión Europea no van a aflojar aquí, sino todo lo contrario, poniendo el foco en la calidad del aire.
El alumbrado y la señalización son el principal motivo de rechazo en la ITV, llegando a concentrar más del 22% de los defectos graves en turismos. Un faro fundido, una luz de freno que no funciona o un mal reglaje de la altura de las luces son fallos que no solo te hacen suspender, sino que ponen en peligro tu seguridad y la de los demás. Revisa bien todas tus luces antes de pedir cita.
Neumáticos desgastados, presiones incorrectas o un sistema de suspensión en mal estado son fallos que suponen casi un 20% de los rechazos. Estos elementos son esenciales para la distancia de frenado y la estabilidad del vehículo en curvas. Los inspectores de la ITV son muy rigurosos con el estado de los neumáticos, y cualquier desgaste irregular o grieta te llevará al suspenso.
Aunque proporcionalmente son menos que los anteriores, los fallos en el sistema de frenos siguen siendo causa de defecto grave. Desde pastillas y discos desgastados hasta desequilibrios en la fuerza de frenada entre las ruedas, un fallo en este sistema es un riesgo directo para tu vida.
Un peligro que te puede costar 500 euros

Todo este conjunto de dificultades se refleja en una cifra escalofriante: más de tres millones de vehículos circulan con la ITV caducada en España, lo que supone casi el 10% del parque móvil.
Conducir con la ITV caducada es una infracción grave que puede acarrear multas de hasta 500 euros, además de la posible inmovilización de tu vehículo. La DGT también advierte de que cualquier coche que acumule diez años sin pasar la ITV será dado de baja de forma definitiva. Y lo más importante, si tienes un accidente y tu ITV está caducada, el seguro puede poner pegas para cubrir los daños, dejándote desprotegido.
Al final, la ITV no es un mero trámite, sino una herramienta fundamental para la seguridad. No dejes que el coste o la dejadez te conviertan en parte de ese 10% de vehículos que circulan fuera de la ley y con un riesgo innecesario.