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miércoles, 26 noviembre 2025

Ramón (39), agente de movilidad: «Este invierno, antes de subir al coche dale un golpe al capó»

Un simple gesto de dos segundos puede ahorrarte una avería de miles de euros y salvar una vid por la bajada de temperaturas.

Con la llegada del frío y las lluvias que acompañan al invierno, los coches aparcados en la calle se convierten en mucho más que un medio de transporte. Se transforman en refugios para algunos animales que viven en las calles de nuestra ciudad, y esto puede convertirse en un problema si no se le presta atención.

Imagina que es una de esas mañanas gélidas de invierno y caminas rápido hacia donde aparcaste la noche anterior. Te subes, te abrochas el cinturón y giras la llave. El motor arranca, pero medio segundo después escuchas un golpe seco, un chillido desgarrador y, acto seguido, un ruido mecánico. Ese sonido es la señal de que has ignorado una regla de oro del invierno que expertos como Ramón, un experimentado agente de movilidad, intentan inculcar a cada conductor.

El motor como refugio para el invierno

coche en invierno
Fuente: Agencias

Cuando apagas el coche por la noche y subes a casa, tu vehículo no se enfría al instante. El bloque motor, el radiador y todos los componentes metálicos bajo el capó conservan una temperatura alta durante horas. En la calle, donde la temperatura puede bajar de los cero grados, ese calor residual actúa como un imán irresistible para los gatos callejeros que luchan por sobrevivir a la intemperie.

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La naturaleza de estos felinos les lleva a buscar una fuente de calor para mantener su temperatura corporal. Su cuerpo necesita mantenerse alrededor de los 38 grados para funcionar correctamente y, cuando llega el invierno y bajan las temperaturas, el gasto energético para mantener su calor corporal es muy alto. Un coche recién aparcado, o incluso uno que lleva horas parado pero protege del viento y la humedad, es como un hotel para ellos. Se cuelan por los pasos de rueda, trepan por los ejes y acaban junto a la batería, sobre la tapa de balancines o en cualquier hueco que les ofrezca cobijo y seguridad.

El problema surge porque estos animales se introducen en los espacios más peligrosos de la maquinaria. No se quedan solo sobre el capó, sino que entran en el interior del vehículo. Su gran flexibilidad les permite acomodarse en espacios que ni siquiera sabías que existían dentro de tu propio coche. Y ahí es donde el refugio se convierte en una trampa mortal en el momento en que decides ponerte en marcha.

La mecánica del desastre

Coche avería capó abierto conductor frustrado mañana fría invierno
Fuente propia/IA

Puede que pienses que al arrancar el gato tendrá tiempo de salir, pero la realidad es muy diferente y mucho más cruel. Al girar la llave, no solo se enciende el motor de combustión. Todo un sistema de correas, poleas y ventiladores se pone en marcha de forma instantánea. La correa de distribución, la que mueve el alternador o la bomba de agua y los ventiladores del radiador empiezan a girar a gran velocidad antes de que el animal tenga tiempo de abrir los ojos y reaccionar.

Si el gato está dormido profundamente, algo habitual si ha conseguido entrar en calor, el arranque lo desorientará. En ese estado de pánico, el instinto de huida puede jugar en su contra, haciendo que se mueva hacia las partes móviles en lugar de hacia la salida. El animal puede ser atrapado, golpeado o mutilado por las aspas del ventilador o las correas.

Además, un incidente de este tipo puede provocar averías catastróficas. Si el animal se queda atrapado en la correa de distribución, esta puede salirse de su punto o romperse, lo que en muchos motores modernos significa que los pistones golpearán contra las válvulas, destrozando el motor por completo. Hablamos de facturas que pueden dejar tu cuenta corriente temblando, todo por no haber dedicado dos segundos a golpear la chapa.Por no hablar de la desagradable labor de limpiar el compartimento motor tras un suceso así.

El método infalible avalado por expertos

coche helado
Fuente propia

La solución que propone Ramón, y que respaldan tanto veterinarios como asociaciones protectoras de animales, es de una simpleza aplastante. Antes de abrir la puerta, debes dar unos golpes firmes con la mano abierta sobre el capó para generar una vibración acústica y física que resuene en el interior del compartimento del motor.

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Este ruido y la vibración actúan como una señal de alarma inmediata para el felino. El gato interpretará este estímulo repentino como una amenaza inminente o, al menos, como un aviso de que su refugio ya no es seguro. Al estar parado el coche, este pequeño susto le da el tiempo necesario para desperezarse, ubicarse y escapar por donde entró antes de que ninguna pieza empiece a moverse. Es una cuestión de tiempos: estás regalando los segundos que necesita para salvar su vida y salvar tu motor.

La próxima vez que veas tu coche aparcado en la calle cubierto de escarcha, recuerda que bajo ese capó frío puede haber un ser vivo buscando calor. No te cuesta dinero, no te hace perder tiempo y te convierte en un conductor más consciente y responsable. Da ese golpe en el capó para salvar vidas y evita facturas.

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