Se acerca la fecha en la que todos los conductores españoles tendremos que cambiar los viejos triángulos por las nuevas balizas V-16 de la DGT. Sin embargo, a la Guardia Civil le sigue pareciendo una muy mala idea, y ha vuelto a insistir en que esta decisión podría ser un error fatal.
La benemérita ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda. Y es que estas nuevas luces intermitentes pueden acabar siendo parte de un problema mayor, en lugar de la solución que la DGT asegura que son.
3Los fallos de la tecnología
Tampoco podemos olvidar las limitaciones técnicas que cualquier aparato electrónico conlleva. Un triángulo es un objeto analógico. No necesita pilas, ni cobertura, ni que un chip funcione. Se limita a reflejar la luz de los faros de otros coches. Funciona siempre, llueva, nieve o haga un sol de justicia.
Por el contrario, la Guardia Civil ha expresado sus dudas sobre la fiabilidad absoluta de las balizas V-16 en todas las circunstancias. Las baterías pueden fallar o descargarse si el dispositivo lleva años guardado en la guantera sin revisar. La electrónica puede estropearse con el calor extremo del verano español o el frío del invierno. Si en el momento de la verdad la luz no enciende o brilla con poca intensidad, te quedas en medio de la carretera sin ninguna forma de avisar a los demás.
También señalan un factor de visibilidad relacionado con la orografía y el clima de nuestro país. España es un país con muchas horas de sol intenso. Durante el día, una luz led naranja parpadeante puede no ser todo lo visible que debería bajo el sol, en especial si el coche es de color claro o si el sol incide de cierta manera. El triángulo, por su tamaño y forma, crea una silueta reconocible que el conductor asocia inmediatamente con un peligro. Además, si la avería ocurre tras un cambio de rasante o una curva cerrada, el triángulo colocado antes de la curva avisa de lo que hay detrás. La luz en el techo del coche, al estar oculta tras la curva, no se ve hasta que ya es demasiado tarde para frenar.








