La tecnología ha llegado para hacernos la vida más fácil, y en la carretera, para hacerla más segura. Todos estamos al corriente de la llegada de la baliza V-16, pero la Guardia Civil no está del todo de acuerdo con la nueva medida de la DGT.
No es que la asociación que aglutina a más agentes, la AUGC, esté en contra de la luz. Están preocupados por algo que trae la nueva generación de estas balizas: la conexión. Advierten de que la forma en que esta tecnología se va a implementar podría ser una trampa mortal. ¿Cómo es posible que un dispositivo diseñado para salvar vidas pueda llegar a provocar accidentes muy graves?
1El problema de la falsa seguridad
Tanto los agentes de la Guardia Civil como otros expertos en seguridad vial están de acuerdo. El problema, insisten, no es la luz. La luz es fantástica. El problema es lo que esa señal va a significar para el resto de conductores.
Imagina que tienes una avería en una carretera secundaria, de noche y con poca visibilidad. Colocas tu nueva V-16 conectada en el techo. Te retiras detrás del quitamiedos, como debes. En ese instante, tu coche aparece como un icono de peligro en el navegador de un conductor que viene a tres kilómetros de distancia.
¿Qué pensará ese conductor? Pensará: «Vale, hay un coche parado, pero la DGT ya lo sabe, está señalizado». Lo que es peor, y este es el núcleo del miedo de los agentes: el conductor que se acerca puede asumir que la situación ya está controlada por las autoridades.
Desde la asociación de guardias civiles lo tienen claro: «El conductor que reciba el aviso en su navegador creerá que la patrulla ya está allí». Y ese es el error fatal.








