En invierno, si conduces mucho por zonas de montaña o ciudades en las que suele nevar a menudo, tienes que llevar unas cadenas en el coche. Y si no, que se lo digan a José, un taxista con más de dos décadas de experiencia, que el año pasado cambió sus cadenas metálicas de toda la vida por otro modelo que le ha permitido ahorrar 200 euros.
«Pensaba que eran un capricho caro, pero entre el montaje, los golpes en la llanta y las horas perdidas, al final lo caro era seguir con las de siempre«, explica. La mayoría de conductores creen que las cadenas metálicas son las más seguras, las más cómodas o las más fáciles de montar, pero hay otras alternativas más eficaces para ciertos perfiles de conductores.
Es cierto que las metálicas son las más ‘profesionales’ si conduces mucho por zonas de montaña o puertos con mucha nieve, pero para un uso ocasional o para ciudad, hay otra opción mucho más barata y más fácil de montar. Por eso, a continuación te contamos cuáles son las mejores cadenas según cada tipo de uso y perfil del conductor.
¿Qué tipos de cadena hay y cuáles son las mejores?

Las cadenas metálicas son las primeras en las que pensamos, pero cuando José empezó a mirar más opciones, se dio cuenta de que las opciones eran más amplias de las que en un primer momento pensaba. Estas son las más recomendadas con nieve intensa, porque traccionan bien y pueden aguantar muchos kilómetros sin romperse. Pero también pesan, exigen algo de maña para montarlas y si no hay nieve suficiente en el asfalto, pueden llegar a castigar el neumático y la llanta.
Ahora bien, hay más opciones. José decidió probar las textiles, porque son más ligeras, ocupan poco y se montan en unos pocos minutos. Aunque la parte negativa es que duran menos y no están pensadas para hacer muchos kilómetros con nieve intensa. Eso sí, para un taxista (o cualquier conductor) que circule mucho por zonas urbanas, puede ser más que suficiente.
«Paso más tiempo buscándolas en el maletero que usándolas, así que preferí algo que me complicara menos». De hecho, hay cadenas de tela autoajustables que se tensan solas y se pueden montar con un simple movimiento. Aunque lógicamente esta versión ‘premium’ es más cara y puede llegar a acercarse a las metálicas de alta gama.
El ‘secreto’ está en entender que no hay una cadena mejor que otra, porque cada tipo tiene un uso concreto, puntos a favor y en contra. Por tanto, la decisión final depende mucho del tipo de conducción que haga cada uno y en qué contexto. En este caso, José se decantó por las fundas textiles porque las usaba muy de vez en cuando y quería estar protegido por si le sorprendía la nieve algún invierno.
Cómo calcular si el cambio compensa (y ahorrar 200 euros)

Los 200 euros que se ahorró José no tienen ningún misterio, sino que tuvo en cuenta el uso real. La diferencia de precio entre unas metálicas sencillas y las nuevas textiles ya era de unos 40 euros. Sin embargo, el invierno pasado ya tuvo que pasar un par de veces por el taller por pequeños datos en la llanta y un tensor que se rompió al montar las cadenas con prisas. Esto ya fueron unos 120 euros.
Además, calcula que perdió varias horas de trabajo al intentar montarlas y el tiempo que tuvo el taxi parado en el taller. «Si pierdo dos horas un sábado por la noche, ya es dinero que no vuelvo a ver», explica, y calcula que pueden ser alrededor de 60 euros.
Sumando todo lo anterior, nos salen unos 200 euros. Una cifra que a José ya le compensa, aunque no significa que todo el mundo pueda ahorrar lo mismo. También es verdad que si circulas mucho por zonas de montaña, las textiles no van a servir de nada y se desgastarán más rápido, así que en este caso no compensa el ahorro, porque tendrías que comprar un juego nuevo después de pocos usos.








