El 1 de enero de 2026 está a la vuelta de la esquina y, con él, el adiós definitivo a los triángulos de emergencia. Su sustituta, la baliza V-16 conectada homologada por la DGT, ya está generando un ruido ensordecedor. Y no solo por la luz que emite, sino por las dudas que la rodean. Es un dispositivo que llevaremos en la guantera, sí, pero que lleva GPS y una tarjeta SIM. Un aparato que, en cuanto lo actives, dirá justo dónde estás.
Todos, en alguna ocasión, nos hemos visto asaltados por la duda ¿Es esta la puerta de entrada al «Gran Hermano» de la DGT? ¿Van a usar esos datos para saber a qué velocidad vamos, dónde aparcamos o si hemos parado a tomar un café? ¿Podrán multarnos usando este dispositivo? Vamos a desgranar qué hay de verdad y qué hay de mito en lo que algunos han definido como la mayor revolución de la seguridad vial desde el cinturón de seguridad.
3Entonces, ¿me pueden multar con la baliza V-16?
La respuesta es que no. La baliza V-16 conectada no es un radar ni un sistema de vigilancia. No está diseñada para medir la velocidad. De hecho, se presupone que la usas cuando estás parado.
Tampoco puede saber si te has saltado un semáforo, si has pisado una línea continua o si no llevas el cinturón. La información que envía es anónima y se limita a tu posición de emergencia.
Las multas relacionadas con la V-16 serán, en todo caso, por no llevarla a partir de 2026, o por no usarla bien cuando tengas una avería, igual que ahora te pueden multar por no poner los triángulos.
Entonces, si la DGT no es el problema, ¿por qué hay tanto revuelo? Aquí es donde entran las advertencias de algunos expertos que han señalado algo mucho más sutil. El problema no es la DGT, sino el ecosistema de datos que se crea.
Tu baliza V-16 la fabrica una empresa privada. Esas empresas gestionan la conectividad. La DGT solo recibe el dato final, pero ¿qué pasa con los datos «crudos»? ¿Quién los almacena? ¿Quién garantiza que esa información, aunque inicialmente sea anónima, no pueda ser cruzada con otros datos para identificarte?
Aquí surge la verdadera preocupación sobre la privacidad, que no tiene que ver con las multas de Tráfico. El temor es que, en un futuro, actores como compañías de seguros o los propios fabricantes de coches puedan tener interés en esa información.
Este es el verdadero debate. No es sobre si la DGT te va a espiar para multarte, que no lo hará al menos de momento, sino sobre el valor que tienen tus datos de movilidad para empresas privadas en la era del Internet de las Cosas.
De momento, cuando llegue 2026, puedes colocar tu baliza en el techo con la tranquilidad de que estás haciendo lo correcto para salvar tu vida y la de los demás, no para que te pongan una multa.








