El negocio de los recambios usados de automóviles siempre ha estado rodeado de cierta picaresca. Pero en la era digital, esa frontera se ha difuminado hasta convertirse en un campo de juego perfecto para organizaciones criminales. Varios Centros Autorizados de Tratamiento de vehículos (CAT), conocidos popularmente como desguaces, integrados en la Asociación Española de Desguazadores y Recicladores del Automóvil (AEDRA), denuncian un nuevo fraude que ya investiga el equipo ROCA de la Guardia Civil. El engaño se extiende principalmente a particulares que buscan piezas a buen precio en Internet, y adopta distintas modalidades cada vez más sofisticadas.
Tres caras de un mismo timo

Las estafas detectadas comparten un denominador común: la utilización de plataformas digitales de compraventa de segunda mano, como Wallapop o Milanuncios. Desde ellas operan tanto delincuentes comunes como redes organizadas, muchas procedentes de Europa del Este. El fraude adopta tres fórmulas distintas:
Por un lado la venta irregular de piezas sueltas. Usuarios particulares ofrecen recambios extraídos de vehículos al margen de la ley. Solo los CAT pueden manipular y comercializar componentes de coches dados de baja definitiva (VFVU), de acuerdo con la normativa vigente. El comprador, además de participar en una práctica ilegal, asume un doble riesgo: no hay garantías de funcionamiento ni certeza sobre la procedencia de la pieza, que en ocasiones puede ser robada.
Por otro lado, existe una suplantación parcial de desguaces legales. En esta caso se anuncian piezas muy demandadas a precios inusualmente bajos, acompañadas de fotografías robadas de las páginas oficiales de los CAT. El comprador contacta a través de un correo electrónico, teléfono o mensajes de Whatsapp y recibe una factura proforma falsificada con los datos del desguace.
Tras realizar la transferencia, la pieza nunca llega. «Hasta finales de junio hemos recibido cientos de llamadas de afectados a los que explicamos que han sido víctimas de una estafa con nuestra identidad suplantada», asegura Javier Goñi, responsable de Desguaces y Recuperaciones Valdizarbe.

Por último, se ha detectado el plagio completo de páginas web. Es el fraude más sofisticado y replica íntegramente la web de un CAT. A partir de ahí, la operativa es similar: contacto por chat o mensajería, envío de una factura proforma falsa y solicitud de transferencia. «El daño reputacional es enorme», denuncia Jon Ceberio, de Desguaces Vidaurreta.
Plataformas bajo la lupa
Los desguaces afectados señalan la falta de control en las plataformas de compraventa como uno de los principales factores que facilita estos fraudes. «Pese a las reiteradas demandas del sector, Wallapop continúa sin exigir la licencia de CAT para abrir perfiles de venta de piezas de automóvil», lamenta Goñi. Esa ausencia de filtros permite que cualquiera, incluso estafadores, pueda operar libremente.

Cuando el engaño se consuma, el dinero transferido resulta casi imposible de recuperar. Las cuentas bancarias asociadas suelen estar abiertas con documentos robados o a nombre de personas vulnerables a las que se utiliza como pantalla. Para cuando se denuncia el fraude, los perfiles ya han desaparecido.
Un problema para particulares y desguaces
El engaño afecta sobre todo a particulares en situaciones de urgencia. Muchos de ellos necesitan reparar su coche para trabajar o mantener en marcha un vehículo profesional. Y hablamos de cantidades importantes, 700, 2.700, 3.200 euros… en ocasiones reunidos gracias a préstamos familiares o con un esfuerzo económico demoledor. El hecho de que los estafadores conozcan al detalle el tipo de material y el lenguaje del sector hace que las víctimas caigan con facilidad.
Denuncias y advertencias
Los CAT han presentado denuncias tanto en la Guardia Civil como ante las plataformas afectadas. Wallapop y Milanuncios eliminan los anuncios y perfiles fraudulentos cuando se detectan, pero casi siempre es tarde. La actividad ya se ha trasladado a otras cuentas o identidades ficticias.

Mientras tanto, AEDRA lanza un mensaje claro a los consumidores: solo los Centros Autorizados de Tratamiento pueden vender piezas legales procedentes de vehículos dados de baja. Además, recomiendan desconfiar de precios excesivamente bajos y verificar siempre la identidad del vendedor antes de realizar un pago.
La importancia de la confianza
Más allá de la pérdida económica para los afectados, el mayor perjuicio lo sufren los desguaces legales, que ven comprometida su reputación. «Nosotros ni siquiera nos anunciamos en Wallapop y aun así hemos recibido avisos de clientes que han detectado anuncios con nuestro nombre», señala Ceberio. La suplantación digital, además de generar confusión, erosiona la confianza en un sector clave para la economía circular (más información).
Los desguaces cumplen un papel fundamental en el reciclaje de vehículos, garantizando la trazabilidad de las piezas y su correcta reutilización. La compra en un CAT no solo asegura legalidad y garantía, sino que contribuye a la sostenibilidad del sector automovilístico.
Un cierre con advertencia
El presidente de AEDRA (aquí más información), Germán Catoira, insiste en la receta: prudencia, verificación y confianza en los canales oficiales. Contactar siempre con un CAT legal es la mejor fórmula para evitar fraudes y, al mismo tiempo, seguir impulsando una economía circular sostenible», concluye.