¿Cuál es el secreto de ese conductor que ves a diario con un coche que parece un clásico, pero que sigue rodando como el primer día? La respuesta es más sencilla de lo que crees, y no tiene nada que ver con trucos de última generación sino con el mantenimiento.
De hecho, el consejo llega de una leyenda del motor, un hombre que ha metido las manos en más motores de los que puedas imaginar: Scott Kilmer, un mecánico con más de cinco décadas de experiencia a sus espaldas.
A sus 72 años, este profesional ha sido testigo de innumerables averías, la mayoría de ellas evitables, y su mensaje es tan claro como una bocanada de aire fresco en un taller.
La regla de oro que salva tu motor

Si le preguntas a Scott cuál es el error más grande que ve cometer a los conductores en el mantenimiento de su coche,no tiene dudas: descuidar el cambio de aceite. Un motor bien lubricado es un motor feliz, y un motor feliz es un motor que te durará una vida entera.
Aquí es donde entra en juego el consejo más importante del experto: los cambios de aceite y filtros deben ser regulares. Scott aconseja realizar este mantenimiento cada 8.000 kilómetros. Puede que parezca poco, ya que los aceites actuales pueden llegar a aguantar hasta 20.000 kilómetros, incluso más.
Sin embargo, en un mundo donde el tráfico es más denso y los trayectos cortos son habituales, el aceite se degrada mucho más rápido de lo que crees. Un aceite envejecido pierde sus propiedades y, lo que es peor, se llena de partículas y suciedad que actúan como una lija dentro de tu motor, provocando el desgaste interno culpable de que un motor se rompa antes de tiempo.
Otro gran olvidado

Hay otro líquido esencial al que casi nadie presta la atención que merece: el refrigerante.
Este líquido no solo mantiene la temperatura del motor a raya, evitando un sobrecalentamiento. También contiene aditivos que protegen las partes internas de tu motor de la corrosión y el óxido. Con el tiempo, estos aditivos se agotan y el líquido protege menos. Por eso, Scot recomienda revisar y cambiar el refrigerante cada cinco años.
Si dejas que el refrigerante envejezca, lo que conseguirás es que se forme óxido y corrosión en las partes metálicas internas del motor, algo que no tiene vuelta atrás y que puede provocar fugas, obstrucciones y, en última instancia, un fallo completo.
Un hábito sencillo con grandes consecuencias

Este consejo es rápido de aplicar y te sorprenderá la cantidad de gente que lo ignora. Conducir con el tanque de gasolina en reserva no es una simple molestia, es un factor que acelera el desgaste de componentes clave de tu vehículo.
¿Por qué? Porque en el fondo del depósito de combustible se van acumulando con el tiempo impurezas, sedimentos y restos. Cuando apuras la reserva, la bomba de combustible empieza a succionar esos posos. Esas partículas, junto con el aire que se genera al haber poco combustible, fuerzan a la bomba a trabajar en condiciones extremas y pueden dañar tanto la propia bomba como el filtro de combustible.
El consejo es simple: intenta repostar antes de que el indicador de combustible se acerque demasiado a la reserva. No solo protegerás la bomba, sino que también evitarás la condensación de agua en el depósito, lo que es otro factor de riesgo para el sistema de inyección y, por ende, para la longevidad de tu motor.
En resumen, la filosofía de Scott es una lección de sentido común que se ha perdido en la vorágine de las nuevas tecnologías. Un coche no necesita lujos para durar. Necesita mantenimiento, pero un mantenimiento hecho con cabeza.
Seguir estos pasos no es solo una forma de prevenir fallos caros y molestos, sino el camino directo para que tu motor siga funcionando al máximo durante cientos de miles de kilómetros, tal y como salió de fábrica.
Este mecánico lo tiene claro: la diferencia entre un coche que dura 100.000 km y uno que supera el medio millón está en la disciplina de su dueño.
Y tú, ¿cuánto tiempo vas a esperar para darle a tu coche el cuidado que se merece?