Si últimamente has visto en tu edificio un coche chino reluciente y silencioso, no es casualidad. Las marcas asiáticas llevan tiempo ganando terreno en Europa, y España se está convirtiendo en punto estratégico para su desembarco. La llegada masiva de eléctricos e híbridos procedentes de Asia no solo está cambiando lo que vemos en las calles, también lo que ocurrirá pronto en nuestra industria.
Uno de los nombres que más suena en este movimiento es BYD, un fabricante que ha pasado de ser un desconocido a convertirse en líder global en apenas una década. La marca quiere expandirse con fuerza en Europa, y todo apunta a que España será un pilar clave. Hasta el punto de que ya negocia dónde abrir su próxima gran fábrica.
2Un fabricante que juega en otra liga
BYD es una de las marcas de automoción más disruptivas del planeta. En solo una década, se ha metido en el top ten mundial en volumen de ventas gracias a su integración vertical. Desde la chapa hasta las baterías, prácticamente todo lo que lleva un BYD se fabrica dentro de la propia empresa. Una autonomía productiva que reduce costes, aumenta la eficiencia y ha sido clave para superar en ventas incluso a Tesla en el mercado de los eléctricos.
Solo en 2024, BYD produjo nada menos que 4,3 millones de coches de nueva energía, término que agrupa híbridos y eléctricos. La cifra da una idea del músculo industrial de la marca y de la ambición con la que está conquistando mercados. Cada lanzamiento es más sofisticado; cada precio, más competitivo; y cada estrategia, mejor medida. Pero su siguiente paso implica dejar de depender exclusivamente de China y fabricar donde vende.







