Con la llegada del frío, las mañanas se vuelven más duras, y no solo para nosotros. Cuando bajan las temperaturas, el coche también sufre; y pocos momentos generan tanta frustración como girar la llave o pulsar el botón y ver que el motor no responde como debería. El invierno es una prueba de resistencia para muchos componentes. Si no se han cuidado bien, el arranque puede convertirse en un auténtico dolor de cabeza.
El frío no avisa, y los problemas suelen aparecer cuando menos lo esperas: antes de ir a trabajar, camino de un viaje o justo el día que más prisa tienes. Por eso, adelantarse a estas situaciones es clave. Con un poco de prevención y siguiendo estos sencillos consejos, podrás evitar sustos innecesarios y asegurarte de que tu coche arranca a la primera. Incluso en los días más fríos del año.
2Cuida la batería más que nunca
Si hay un componente crítico cuando llega el frío, ese es la batería. A partir de los tres o cuatro años de uso, su rendimiento empieza a caer, aunque no siempre se perciba en condiciones normales. El problema es que el invierno actúa como un examen final: si no está en buen estado, fallará.
Por eso, revisar la batería antes de que lleguen las bajas temperaturas es fundamental. Un simple chequeo de voltaje puede evitar muchos problemas. Si la tensión es inferior a lo recomendable, lo mejor es sustituirla antes de quedarte tirado. En invierno, la demanda eléctrica es mayor: luces, climatización, luneta térmica… Todo suma, y la batería lo nota.








