Durante más de 40 años, la idea de construir un túnel bajo el Estrecho de Gibraltar ha entusiasmado a ingenieros, políticos y soñadores de ambos lados del Mediterráneo. Unir Europa y África a través de una infraestructura subterránea de casi 65 km ha sido una inspiración tan ambiciosa como compleja. Hoy, el sueño vuelve a cobrar fuerza con nuevos estudios que afirman que el proyecto, aunque desafiante, es técnicamente posible.
El plan contempla una obra titánica: un túnel submarino de más de 30 km bajo el mar, que enlazaría Punta Paloma (Cádiz) con Tánger. Su coste estimado asciende a 8.500 millones de euros, y su construcción podría prolongarse durante 10 años. Pero más allá de los números, el enlace promete cambiar la historia del transporte y abrir una nueva etapa de cooperación entre España y Marruecos.
4Retos técnicos y naturales de proporciones colosales
Desde el punto de vista geológico y oceanográfico, el Estrecho de Gibraltar es de las zonas más complejas del planeta. Las corrientes intensas, los movimientos sísmicos y la inestabilidad del terreno marino suponen retos mayúsculos para la ingeniería. El túnel estaría en una zona donde confluyen las placas euroasiática y africana, lo que obliga a diseñar estructuras de alta resistencia sísmica y realizar estudios geotécnicos muy precisos.
Además, el tipo de roca a perforar —arcillas, margas y materiales volcánicos— complica aún más la operación. Se prevé el uso de tuneladoras de gran diámetro, similares a las usadas en el Eurotúnel, con adaptaciones específicas para resistir presiones y condiciones de humedad y temperatura extremas. Cada metro excavado bajo el mar será un desafío técnico, logístico y humano.
