Durante más de 40 años, la idea de construir un túnel bajo el Estrecho de Gibraltar ha entusiasmado a ingenieros, políticos y soñadores de ambos lados del Mediterráneo. Unir Europa y África a través de una infraestructura subterránea de casi 65 km ha sido una inspiración tan ambiciosa como compleja. Hoy, el sueño vuelve a cobrar fuerza con nuevos estudios que afirman que el proyecto, aunque desafiante, es técnicamente posible.
El plan contempla una obra titánica: un túnel submarino de más de 30 km bajo el mar, que enlazaría Punta Paloma (Cádiz) con Tánger. Su coste estimado asciende a 8.500 millones de euros, y su construcción podría prolongarse durante 10 años. Pero más allá de los números, el enlace promete cambiar la historia del transporte y abrir una nueva etapa de cooperación entre España y Marruecos.
265 kilómetros de desafío submarino
El trazado propuesto uniría Punta Paloma (Tarifa) con las cercanías de Tánger; 65 kilómetros de recorrido total, de los cuales más de 30 discurrirían bajo el mar. En la parte española, el túnel se integraría en la red ferroviaria Cádiz-Sevilla, conectando con líneas de alta velocidad. Alcanzaría unos 475 metros bajo el nivel del mar, situándolo entre las obras subterráneas más profundas del planeta.
A pesar de su envergadura, es la opción más viable frente a la ruta más corta del Estrecho, donde las profundidades superan los 1.000 m, haciendo imposible cualquier intento de perforación. El túnel se plantea como un bitubo ferroviario, similar al Eurotúnel del Canal de la Mancha: dos galerías por las que circularían trenes de mercancías y pasajeros, incluyendo servicios de alta velocidad.
