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miércoles, 17 diciembre 2025

Sal, cloruro cálcico o salmuera: la pócima para que no se hielen las carreteras y que deberías quitar de tu coche ya mismo

La sal salva carreteras… pero castiga a tu coche. En invierno se convierte en un enemigo invisible para la mecánica. Te explicamos por qué deberías eliminarla cuanto antes.

Cada invierno, cuando bajan las temperaturas y aparecen las primeras heladas que afectan a los coches, las carreteras se llenan de una sustancia tan común como efectiva: la sal. A simple vista parece inofensiva, casi invisible cuando se disuelve, pero cumple una función clave para la seguridad vial. Gracias a ella —y a sus variantes— miles de kilómetros de asfalto evitan convertirse en auténticas pistas de hielo durante las madrugadas más frías.

Sin embargo, lo que es un aliado imprescindible para la circulación se convierte en un enemigo silencioso para tu coche. Restos de sal, cloruro cálcico o salmuera se adhieren a la carrocería, los bajos y los componentes mecánicos sin que apenas lo notemos. Y ahí empieza un problema que muchos conductores ignoran hasta que el daño ya está hecho.

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El gran olvidado: los bajos del coche

tirado en la nieve
Si te quedas atascado en la nieve, intenta salir en segunda marcha | Fuente: propia / IA

La mayoría de conductores lava su coche pensando solo en la carrocería. Sin embargo, el verdadero campo de batalla está debajo. Los bajos del coche son los grandes olvidados y, al mismo tiempo, los más expuestos a la sal y a la salmuera. Ahí se concentran elementos clave como el chasis, los brazos de suspensión o las líneas de freno.

Si la sal permanece durante semanas o meses, el deterioro se acelera. Incluso componentes protegidos por plásticos o cubiertas pueden acabar sufriendo si la humedad y la sal se cuelan por pequeñas rendijas. Por eso, tras circular por carreteras heladas, es fundamental lavar los bajos del coche, algo que no todos los túneles de lavado hacen correctamente.

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