Bugatti ha revelado los secretos de diseño detrás del Tourbillon, su más reciente creación que representa la culminación de 116 años de compromiso con la innovación y las prestaciones. En el décimo episodio de la serie documental A New Era, la marca francesa desvela cómo este hipercoche ha sido desarrollado desde cero para ser “moldeado por la velocidad”, sin renunciar a la elegancia que ha definido a Bugatti desde sus orígenes.
Y es que desde sus primeros días, Bugatti se ha distinguido por crear vehículos que trascienden las tendencias contemporáneas, diseñados para resistir el paso del tiempo y ser transmitidos de generación en generación. Esta filosofía encuentra sus raíces en el concepto surbaissé (que podríamos traducir como “rebajado” o “de perfil bajo”) que Jean Bugatti desarrolló a principios de la década de 1930 con el legendario Type 57 SC Atlantic (foto inferior).

“Al sumergir el motor por debajo y detrás del eje delantero, el capó, el conductor y el techo pudieron bajarse, maximizando la eficiencia aerodinámica. No se parecía a ningún otro coche de la época. Y esa misma filosofía se ha aplicado al Tourbillon”, explica Frank Heyl, Director de Diseño de Bugatti.
Para lograr la deseada simbiosis entre elegancia y velocidad, el equipo de diseño encontró inspiración en un lugar inesperado: el halcón peregrino. “Es una maravilla de la biología: una ave que ha dominado el arte de la eficiencia aerodinámica en la búsqueda de velocidad, recogiendo sus alas cuando se lanza en picado hacia su presa. ¿Y por qué lo hace? Es para reducir su área frontal”, señala Heyl.
Este principio guió el diseño del Tourbillon desde el primer trazo, alimentado por los aprendizajes de 20 años de programas de desarrollo en alta velocidad de los Bugatti Veyron y el Chiron. La forma central del vehículo se ha configurado como una lágrima elegantemente suave y aerodinámica, similar al ave rapaz.
Proporciones extremas al servicio de la velocidad para el Bugatti Tourbillon
El resultado es un hipercoche con un área frontal significativamente reducida, menor altura y cabina más estrecha que su famoso predecesor, el Chiron, pero manteniendo el mismo espacio y proporciones ergonómicas en el habitáculo. La “carcasa” del habitáculo se ha bajado 33 milímetros adicionales en el monocasco de fibra de carbono, posicionando la cabina en una posición “agachada” entre los dos alerones delanteros.
En una decisión que Bugatti califica como revolucionaria, los dos asientos de la cabina están montados directamente al monocasco, mientras que el volante y los pedales se ajustan longitudinalmente. En realidad, se trata de un recurso cada vez más habitual, inspirado en la aeronáutica y en los prototipos de competición. Sin ir más lejos, el McLaren W1 recurre a esta arquitectura, que ofrece grandes ventajas adicionales como aligerar algo el peso, incrementar la “conexión” hombre-máquina y facilitar la ergonomía, ya que no hay que prever que el conductor interactúe con el vehículo y sus mandos en diferentes posiciones, sino tan solo en una única posición.


El halcón peregrino ha sido la fuente de inspiración para el diseño biónico del Bugatti Tourbillon.
Más allá de la forma del habitáculo, su tamaño o su altura, en realidad el diseño aerodinámico comienza en la icónica parrilla en forma de herradura de Bugatti, ensanchada para el Tourbillon, que proporciona aire para refrigerar los dos radiadores situados a izquierda y derecha. El aire se introduce por una entrada de alta presión antes de ser expulsado desde una salida de baja presión en la parte superior del capó. Este camino inteligentemente diseñado, que crea una depresión, maximiza la eficiencia del flujo de aire a través de los radiadores.
Pero el elemento clave en la aerodinámica del Bugatti Tourbillon es su difusor. El equipo de diseño ha logrado que el vehículo pueda viajar a muy alta velocidad sin necesidad de desplegar el alerón trasero, que permanece completamente enrasado con la carrocería en un prodigio de diseño elegante que evita las desventajas de la resistencia aerodinámica.
Compuesto por múltiples canales de casi dos metros de longitud, que comienzan bajo los asientos de los ocupantes, el difusor se extiende hasta una salida muy alta en la parte trasera del coche. Además, basándose en el principio de los “escapes sopladores” introducidos hace algunos años en los monoplazas de Fórmula 1, los gases de escape del potente motor V16 energizan el flujo de aire ya acelerado que emerge del difusor, permitiéndole reducir aún más la presión del aire y maximizar la carga aerodinámica producida.
La parte trasera del Tourbillon ejemplifica la magnitud del logro del equipo de diseño de Bugatti: una disposición de luces intencionadamente estilizada contrasta con las superficies fragmentadas y técnicamente orientadas del difusor, creando una proporción aerodinámicamente eficiente que enfatiza la percepción de anchura y la presencia del vehículo.

La clave de este Bugatti se encuentra en planificar todo desde el primer trazo
“Ninguna de las cosas que hemos logrado con el Bugatti Tourbillon ha sido fácil de hacer. Solo son posibles si implementas este tipo de estrategia desde el primer trazo de lápiz”, afirma Frank Heyl, recogiendo el guante de una estrategia defendida por Jean Bugatti en la década de 1930, definida por un genio técnico que resiste el paso del tiempo y que se proyecta hacia el futuro de Bugatti con el incomparable Tourbillon, un vehículo diseñado para viajar a 445 km/h mientras mantiene el equilibrio aerodinámico perfecto entre sustentación y carga.
El último episodio de A New Era, parte de una miniserie sobre el diseño del Tourbillon, está disponible en el canal oficial de Bugatti en YouTube. Se trata de una serie de cortometrajes promocionales muy recomendable, cuyo más reciente capítulo puedes encontrar a continuación.





