¿Imaginas conseguir que el cuentakilómetros de tu coche supere el medio millón de kilómetros? Es una cifra que la mayoría de los conductores nunca verá porque sus coches acaban en el desguace mucho antes. Averías, pérdida de rendimiento o el goteo de reparaciones cuando se acumulan horas en la carretera hacen que parezca un número inalcanzable. ¿Por qué hay algunos coches que lo consiguen? ¿Es suerte? ¿Es la marca? ¿O es algo que estamos pasando por alto?
Juan, experto en mantenimiento, tiene claro que la suerte influye poco. Lo que marca la diferencia de verdad es una práctica que puede hacer que un coche dure el doble, o incluso más.
Un detalle simple, pero fundamental

La piedra angular sobre la que se construye la durabilidad de un motor es el aceite. Pero no de la forma en la que puedes estar pensando. No se trata solo de cambiarlo cuando toca.
La clave no está en el cambio de aceite, sino en la calidad y la frecuencia.
Para Juan, el debate entre aceite mineral, semisintético y sintético no existe si buscas la máxima durabilidad. «Usa siempre un aceite sintético de la máxima calidad que cumpla o supere la especificación de tu fabricante. Siempre».
El experto explica que el momento más crítico para cualquier motor es el arranque en frío. Cuando dejas el coche aparcado por la noche, todo el aceite baja al cárter. Al arrancar por la mañana, durante unos segundos las piezas se mueven casi sin lubricación, rozando metal contra metal.
Un aceite sintético de alta calidad fluye mucho mejor a bajas temperaturas. Llega a las piezas mucho más rápido que un aceite mineral, reduciendo ese desgaste a casi cero. Además, soporta mucho mejor el calor extremo, evitando descomponerse y crear esos lodos que acaban obstruyendo los conductos de lubricación.
Pero el aceite no trabaja solo. «De nada sirve poner el mejor aceite del mundo si usas un filtro de aceite de tres euros», advierte Juan. Los filtros baratos tienen menos superficie de filtrado y, bajo presión, pueden llegar a colapsar, dejando de filtrar por completo. Un buen filtro retiene partículas minúsculas, de 20 micras o menos, mientras que uno malo deja pasar hasta 40 micras, que actúan como papel de lija dentro de tu motor.
Otros fluidos esenciales para la vida del coche

Pero el aceite no es el único líquido que determina si tu coche será chatarra o una leyenda. Juan señala que muchos manuales de usuario están diseñados para que el coste de mantenimiento parezca bajo durante los primeros años, no para que el coche llegue al medio millón de kilómetros.
Muchos piensan que el anticongelante solo sirve para que el coche no se caliente, pero es un error. «Con el tiempo, pierde sus propiedades anticorrosivas», explica el experto. «He visto circuitos de refrigeración oxidados por dentro, con el radiador taponado, porque el dueño nunca cambió un líquido que cuesta 40 euros».
Cuando este fluido envejece (más o menos a partir de los 5 años), se vuelve ácido y empieza a deteriorar el motor desde dentro, atacando la bomba de agua, los manguitos y la culata. El consejo es cambiarlo y limpiar el circuito cada 5 años.
Luego está el aceite de la caja de cambios. Muchos fabricantes, sobre todo en cajas automáticas, dicen que el aceite de la transmisión es «de por vida».
«Ese aceite sufre un desgaste brutal. Se calienta, se degrada y se llena de pequeñas partículas metálicas del desgaste de los engranajes», apunta Juan.
Si dejas ese aceite olvidado, la vida de tu coche será mucho más corta. Un cambio de aceite de la caja de cambios (sea manual o automática) cada 60.000 u 80.000 kilómetros puede marcar la diferencia entre una transmisión suave que dura 500.000 km y una avería de 4.000 euros a los 180.000 km.
La pieza que puede destrozar tu motor en un segundo

La correa o cadena de distribución es otra pieza que definirá la vida del motor. Es la encargada de sincronizar el movimiento de los pistones con el de las válvulas. Si se rompe, el sincronismo desaparece y los pistones golpean contra las válvulas de forma brutal, con el resultado de tener un motor destrozado. Una avería que, en la mayoría de los casos, supera el valor del coche.
«El fabricante te da un intervalo de cambio: 120.000 km o 10 años, por ejemplo», dice Juan. Pero la gente solo mira los kilómetros y se olvida de los años. He visto correas rotas con 80.000 km porque tenían 12 años». El caucho se reseca, se agrieta y se parte.
El consejo de Juan es no apurar jamás ese intervalo. Si el fabricante dice 120.000, cámbiala a los 100.000. Si dice 10 años, cámbiala a los 8. Y siempre, siempre, cambia el kit completo, incluyendo la bomba de agua si esta se mueve por la misma correa. Ahorrar 50 euros en el tensor o la bomba es la peor decisión que puedes tomar con tu coche.
Juan lo tiene claro. «Llegar a 500.000 kilómetros no es un milagro. Es disciplina».
No se trata de comprar el coche más caro, sino de tratar el coche que tienes, aunque sea un utilitario sencillo, con el respeto que se le da a una máquina de precisión. Si lo haces, es muy probable que veas muchos más kilómetros en el contador.








