La venta del coche eléctrico sigue al alza, pero de una manera muy moderada en el mercado español. Este tipo de coches son más caros y necesitan de una infraestructura de carga de la que no todo el mundo dispone. Y para terminar de aumentar la confusión, el precio de la luz tampoco ayuda en este sentido. ¿Te has parado a echar números?. A continuación te detallamos cuánto se ha encarecido la recarga de un coche eléctrico.
El coche eléctrico, eficiente pero caro
El primer punto para la compra de un coche eléctrico debe basarse en el convencimiento, y no en la obligación. En Europa se ha apostado por la ‘ola eléctrica’ sin tener en cuenta problemas como las infraestructuras o el elevado coste de un vehículo de estas características, suavizadas en parte por las ayudas de la Administración. No parece que sean suficientes, al menos en España.
En los países del norte de Europa es otra cosa. El ejemplo de Noruega es digno de señalar. Desde hace años se venden más coches eléctricos que térmicos. Quizás tengan un sentimiento más ecológico que el resto. Puede ser. Pero también se mueven por el bolsillo, como todos.
En ese país las subvenciones y ayudas al coche eléctrico eran tan agresivas que, incluso, costaba menor adquirir un vehículo cero emisiones que otro impulsado por gasolina o diésel. El problema es que hay que recaudar y esas ‘ayudas’ han dejado de ser tan atractivas. Por eso la tendencia está dando un giro un tanto inesperado, pillando por sorpresa a más de uno.
El precio de la luz resta atractivo
En nuestro país la cosa cambia. Muchos ven todavía el coche eléctrico como un sueño para unos pocos. La compra es bastante más cara, no todo el mundo dispone de una plaza de garaje para instalar un cargador y, por si fuéramos pocos, el precio de la luz está incrementando seriamente su mantenimiento.
El precio de la carga de un coche eléctrico varía en función de la toma. Lógicamente no cuesta lo mismo recargar tu vehículo en casa durante la madrugada con una tarifa valle, que en un supercargador de alta potencia en corriente continua.
Este tipo de recarga de alta capacidad debe utilizarse sólo en largos desplazamientos. Cuando la autonomía no da para realizar un trayecto del ‘tirón’, lo ideal es perder el mínimo tiempo posible. Y como el tiempo es oro, ese tipo de supercargadores no tendrán piedad y la factura se incrementará seriamente. Además, no es bueno para la salud de las baterías recurrir constantemente a este tipo de carga rápida.
La recarga incrementa el precio un 30%
Pero vayamos al grano. Hay estudios que alertan de que el coste medio por recargar un vehículo eléctrico en nuestro país se ha incrementado hasta en un 30 por ciento el pasado año. Cierto que la guerra de Ucrania y todo lo que esto significa y arrastra no han ayudado precisamente. Pero conviene tenerlo en cuenta, para evitar sorpresas, si tenemos pensado adquirir un vehículo de estas características.
Y como mejor se ve y entiende todo esto es con un ejemplo práctico. Si tenemos que realizar un desplazamiento entre Madrid y Barcelona, con prácticamente 620 kilómetros de distancia entre ambas capitales, el coste medio se hubiera situado en torno a los 49 euros el pasado año.
Sin embargo, si lo hubiéramos realizado en 2021 el precio se habría quedado en apenas 38 euros, según un estudio realizado por multiactivos eToro. Y todavía llama más atención si el viaje se hubiera completado en 2020, ya que el precio para nuestro bolsillo hubiera sido de apenas 12 euros.
¿Rentable frente a la gasolina y el diésel?
Ahora echemos cuentas del mismo trayecto en un vehículo como el Seat Arona, el más vendido de su segmento el pasado año. Elegimos la motorización 1.0 TSI de 110 CV con cambio manual. Con el precio de la gasolina a 1,71 euros el litro esta semana, y ya sin subvenciones para un uso particular, el precio rondará los 58 euros a una velocidad de crucero de 120 km/h, según el consumo medio homologado por la marca.
Si apostamos por el denostado diésel y un vehículo popular como el Citroën C4 BlueHDI también con 110 CV, el coste del viaje sería de unos 48 euros.
No hace falta ser un lince para entender que las diferencias son mínimas para el bolsillo respecto a un coche eléctrico, lastrado por el precio de la luz. En su defensa también hay que señalar que el consumo de un eléctrico en autovía se dispara, siendo mucho más benévolo en ciudad y a baja velocidad. Por contra, los vehículos térmicos sacan sus peores notas en la urbe y mejoran los números de consumo fuera de ella. Otro factor a tener en cuenta…
