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Cuando las mejores emociones llegaron de un F1 de 15 años

Antes de arrancar el Gp de Abu Dhabi, Zak Brown, se hacía una foto en la parrilla con Chase Carey, máximo responsable de Liberty. El jefe de McLaren subía la foto a las redes sociales para agradecer el trabajo de los propietarios de la Fórmula 1 al salvar una temporada que, milagrosa y brillantemente, ha constado de diecisiete grandes premios. Los estudios de mercado globales indican que la Fórmula 1 ha sido el deporte que mejor ha salvado mediáticamente la pandemia del coronavirus. Incluso desde el punto de vista deportivo, la temporada ha contado con carreras realmente trepidantes a pesar de terminar con el mismo dominio de Mercedes. Lástima que la última cita no hiciera justicia al espectáculo de otras tantas en el tan singular calendario de 2020. Al final, las mejores emociones del fin de semana se ofrecieron por Fernando Alonso, Renault, y un monoplaza (el R25 de su primer título) con quince años de vida. El impacto que causó el español durante sus tres tandas de exhibición en Yas Marina con el sensacional rugido de su V10 no dejó a nadie indiferente, y sí añorando tiempos pasados.

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La última carrera de 2020 se mostró tan desinflada como el estado físico del ya campeón del mundo. Lewis Hamilton se esforzó para estar presente en la cita final, quizás alarmado ante la explosión de George Russell una semana atrás, quizás profesional hasta la médula. Pero pocos esperaban que su equipo ofreciera el mismo nivel que su piloto desde el punto de vista físico. Los campeones del mundo no tuvieron en todo el fin de semana respuesta para Max Verstappen y Red Bull.

Desde verano, Mercedes ya anunció que el desarrollo del W011 quedaba paralizado, con lo que el monoplaza alemán ha corrido las últimas carreras sin el menor retoque. A diferencia del equipo austríaco, que ha trabajado en el RB16 hasta casi final de año para preparar la próxima temporada. Antes de la carrera, el fabricante alemán también avisaba que 'desinflaba' sus motores y los de sus clientes para sostener una fiabilidad que se anticipaba sospechosa. A la postre, ni Bottas ni Hamilton ofrecían de respuesta a Max Verstappen el sábado, sino que figuraron como desacostumbradas comparsas en la distancia para la solitaria cabalgada hacia la décima victoria del holandés en la Fórmula 1.

Mercedes, sin respuesta a Red Bull

En ningún momento, ni por ritmo, ni por estrategia, Mercedes ni sus pilotos disputaron la prueba al holandés, dedicado a cuidar sus neumáticos y mantener a distancia haciendo la goma cuando era necesario con sus rivales. «Puede verse que todo el mundo tiene sus debilidades, y nosotros nunca estuvimos en nuestro juego A este fin de semana», reconocía Toto Wolff, «ha sido un hecho, Red Bull ha ganado limpiamente. También Albon tuvo una gran carrera (terminó pegado a Hamilton en la cuarta posición), así que tienen un coche de carreras muy bueno. Dejamos esta carrera con un manotazo en la muñeca. No ha sido un buen fin de semana para nosotros. Este ha sido un coche que nunca nos ha dejado tirados todo el año, quizás aparte de este gran premio». Una vez logrados todos los títulos, Mercedes bajaba la guardia como nunca antes, hasta perder por primera vez las dos últimas carreras de un campeonato.

Verstappen y Red Bull aprovecharon así para lograr su primera pole del año -todas las anteriores en 2020 llevaban motor alemán – y su segunda victoria esta temporada. Un triunfo sorprendente por lo dominante en un año de dominio apabullante por el equipo alemán. Era también la primera vez que Mercedes perdía en esta pista desde 2013. Hamilton quizás reflejaba metafóricamente el espíritu del equipo en Yas Marina tras terminar la carrera físicamente tocado: «En mi vida he estado tan hecho polvo».

McLaren recuperó el tercer puesto

El único aliciente real del Gp de Abu Dhabi lo ofrecía la clase media y la pugna por la tercera posición final. El resultado de Racing Point en Sakhir una semana atrás colocó a McLaren bajo una presión sensacional, como reconocería Andreas Seidl, y difícil de superar. Porque el equipo británico dependía de sus rivales y de una perfecta ejecución de la carrera para sus dos pilotos. La victoria de Pérez y el tercer puesto de Racing Point una semana atrás había desplazado de la cómoda ventaja que disfrutaba hasta ese momento McLaren, para salir de Sakhir con diez puntos de desventaja y un RP20 que ha volado en las últimas carreras de la temporada.

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«Ha sido un año duro porque no siempre hemos tenido el tercer mejor coche, pero hemos rendido muy alto como equipo», resumía Sainz al final de la prueba, sentencia perfectamente ejemplificada por McLaren y sus pilotos en Yas Marina donde, a diferencia del resto del año, el equipo británico sí contó con el tercer mejor coche de la parrilla y la menor diferencia con la pole de 2020. Con Norris cuarto y Sainz sexto el sábado, ambos pilotos llevaron a cabo una tensa pero impecable carrera de control desde sus posiciones de salida, aliviada en parte por el desafortunado abandono de Sergio Pérez en los primeros compases de carrera, y agravado después por el errático comportamiento de Lance Stroll, el eslabón más débil de Racing Point. Quinto y sexto (Sainz) en la meta, Zak Brown y los suyos celebraron eufóricamente mejorar el cuarto puesto de la pasada temporada.

Para Sainz, también acababa una época de su trayectoria en la Fórmula 1. La más exitosa, feliz, y decisiva para dar el salto a Ferrari. «Creo que he madurado como piloto, he ido mejorando carrera a carrera, he encontrado un entorno que me ha apoyado a tope y me ha sabido apoyar como atleta y darme las condiciones de trabajo que uno quiere tener para rendir a un nivel alto para rendir bajo presión como estamos los pilotos de F1″, explicaba para sintetizar su aventura con McLaren, «y quiero agradecer a todo el equipo, y a Zak Brown que fue el primero que confió en su día, estos dos años. Y una buena muestra del año han sido estas seis o siete carreras ultimas, porque no nos hemos bajado de los siete primeros». Desde las doce de la noche del Gp de Abu Dabi, Carlos Sainz ya es piloto Ferrari.