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domingo, 10 agosto 2025

Cuidar a los padres desde otra ciudad; un reto posible con planificación y apoyo

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Cuidar a los padres cuando viven en otra ciudad es uno de los desafíos más comunes para muchas familias. Ya sea por trabajo, estudios o circunstancias personales, la distancia física puede hacer que surjan dudas, emociones intensas y la sensación de no estar haciendo lo suficiente.

Pero vivir lejos no significa dejar de cuidar. Significa encontrar nuevas formas de estar presentes, apoyar y garantizar su bienestar sin renunciar a la autonomía.

Un reto emocional y organizativo que se puede afrontar

Estar lejos implica no poder intervenir con rapidez, no observar pequeños cambios en el día a día o no participar en decisiones cotidianas. A esto se suma el miedo a que algo ocurra sin saberlo, y el sentimiento de culpa que a menudo acompaña a quienes cuidan desde otra ciudad.

Algunos de los desafíos más habituales son:

Falta de supervisión directa.

Dificultades para coordinarse con personas cercanas.

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Incertidumbre sobre el estado emocional o físico.

Agotamiento y estrés por tratar de hacerlo todo desde la distancia.

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Contar con un plan bien definido, una red de apoyo local y canales de comunicación fluidos ayuda a reducir esa carga y mejora tanto el bienestar de la persona mayor como el del entorno familiar.

Estar presentes sin estar físicamente

La tecnología facilita una nueva forma de cuidar, más conectada y proactiva. No sustituye el contacto presencial, pero permite mantener el vínculo emocional y supervisar aspectos clave de la salud o la rutina.

Se recomienda integrar soluciones sencillas, como:

Videollamadas frecuentes que permiten verse y conversar con calma.

Mensajería instantánea para intercambios breves pero constantes.

Dispositivos de monitoreo para detectar caídas, controlar signos vitales o recordar medicación.

Plataformas que permiten centralizar informes médicos y recordatorios.

Siempre es importante que estas herramientas se adapten a la persona. No se trata de imponer tecnología, sino de facilitarla de forma accesible y respetuosa.

Comunicación constante, emocional y clara

El cuidado a distancia no puede sostenerse sin una comunicación sólida. Hablar a diario, compartir novedades o simplemente preguntar cómo ha sido el día fortalece el vínculo, y permite detectar señales de alerta antes de que se agraven.

Se sugiere:

Crear rutinas de llamadas o videollamadas, a la misma hora cada día.

Compartir imágenes, notas de voz o vídeos familiares.

Mantener un tono cercano y abierto, que invite a expresar emociones o preocupaciones.

En muchas ocasiones, las personas mayores evitan contar ciertas cosas por no preocupar. Por eso, fomentar un entorno de confianza es clave para que se sientan escuchadas sin miedo a ser una carga.

El valor de la coordinación profesional

Una de las claves para que el cuidado a distancia funcione es no asumirlo todo en solitario. A veces, por intentar hacerlo todo, se termina generando más estrés que soluciones.

Por eso en Senniors se ofrece un servicio de coordinación integral con profesionales que pueden encargarse de:

Acompañamiento diario o semanal.

Control de salud y medicación.

Asistencia para tareas del hogar o gestiones.

Acompañamiento emocional o psicológico.

Además, se mantiene a las familias informadas en todo momento, con reportes y seguimiento continuo. Esto genera tranquilidad y permite tomar decisiones conjuntas cuando hay cambios o nuevas necesidades.

Bienestar emocional y vida activa, también desde lejos

Uno de los efectos menos visibles de la distancia es la soledad. Cuando no hay contacto frecuente o participación en actividades sociales, el estado de ánimo puede verse afectado. Por eso, cuidar también significa promover una vida activa y emocionalmente rica.

Se facilita:

Participación en actividades comunitarias o culturales.

Talleres adaptados a sus intereses.

Redes de apoyo locales.

Espacios de conversación, tanto con profesionales como con otras personas de su entorno.

Cuidar no es solo garantizar la salud física, sino también mantener el ánimo, los vínculos y el sentido de pertenencia.

Visitas que suman: cómo sacarles el máximo partido

Cuando las visitas son posibles, conviene prepararlas bien. Más allá de ver cómo está la persona, estos encuentros son una oportunidad para reconectar emocionalmente y reforzar la relación.

Se recomienda:

Planificar gestiones, citas médicas o revisiones del hogar.

Programar momentos de ocio: paseos, comidas, reuniones familiares.

Revisar juntos la seguridad del entorno doméstico.

Escuchar sin prisa, compartir recuerdos y crear nuevos momentos juntos.

Una visita bien aprovechada puede tener un impacto muy positivo, incluso si no se puede repetir con frecuencia.

Cuidar a distancia también es cuidar bien

Con planificación, apoyo profesional y una buena comunicación, el cuidado a distancia es tan valioso como el presencial. No se trata de estar físicamente al lado, sino emocionalmente disponibles, comprometidos y conectados con quienes más queremos.

En Senniors se ofrecen soluciones reales para familias cuidadoras: coordinan profesionales, organizan el cuidado, ayudan a gestionar documentos y promueven rutinas que hacen posible un acompañamiento digno y cercano.

Cuidar bien, incluso desde lejos, sí es posible.

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