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Mercedes, una victoria y casi un funeral

Como si la mala conciencia por la forma en lograr el triunfo se impusiera sobre la alegría del triunfo. O quizás la reacción anticipaba inconscientemente las posibles críticas que en la opinión pública suscitan las siempre cuestionadas órdenes de equipo. Empezando por el propio Valtteri Bottas, al final de la prueba. Aunque lo hizo con elegancia.

«El día más raro que recuerdo en este deporte», declaraba después el propio Hamilton, quien también se expresó con talante similar aún dentro de su monoplaza. «El equipo tomó la decisión, es extraño sentirse así de apagado, definitivamente, es un triunfo que está en mi lista de victorias, pero es del que menos estoy orgulloso. Creo que nunca he terminado primero y me siento como hoy». Ante el peligro que suponía Vettel a la espalda de Hamilton, y con el potente ritmo de Bottas durante el fin de semana, la dirección de Mercedes decidió sacrificar las bazas del finlandés para proteger las de Hamilton y las opciones de Mercedes en Constructores. Las dudas sobre la necesidad de semejante estrategia flotaron en el aire toda la carrera, hasta el punto de que el propio Bottas pidió explicaciones por la radio al final de la prueba. O, más bien, preguntó tácitamente si era posible recuperar la posición en los compases finales de la prueba. Negativo. «Luego te lo explicamos».

Bottas, sin el premio de la victoria

Pragmatismo estratégico y cargo de conciencia a partes iguales, Toto Wolff también intervino por la radio al terminar la carrera. «Valtteri, soy Toto. Ha sido un día duro para ti y para nosotros. Lo hablaremos después cuando estemos todos y te lo explicaremos». La 'razón de estado' por encima de las emociones y la posibilidad de victoria para Bottas, tan cara en 2018. Al final se impusieron los fríos intereses del equipo. «Desinfla a los pilotos, al equipo, pero es una realidad dura que en un día así también extiendas tu ventaja en siete puntos (Constructores) en un campeonato muy duro». Cualquiera hubiera afirmado que Mercedes había vivido un funeral en Sochi.

Todo ello en un fin de semana de rendimiento aplastante para el equipo alemán, ante el que Ferrari no tuvo respuesta desde el viernes. Resta confirmar si semejante dominio es fruto de un importante salto cualitativo de Mercedes sobre el equipo italiano en la carrera de evolución técnica que también supone un campeonato de Fórmula 1. Está por ver si Ferrari ha perdido esa ligera ventaja que parecía haber logrado desde el Gran Premio de Alemania, o fie el factor circuito de la pista rusa el que distanció tanto al equipo alemán en Sochi. Aunque no sea el caso en las próximas carreras, los cincuenta puntos que Hamilton sobre Vettel suponen y otorgan un margen considerable para administrar en las cinco carreras restantes. Porque ahora el británico solo depende de sí mismo y de la fiabilidad de Mercedes de aquí a final de temporada.

Alonso y Sainz, carrera para olvidar

El Gran Premio de Rusia tampoco fue demasiado propicio para los pilotos españoles. En el caso de Fernando Alonso, Sochi puso nueva y descarnadamente en evidencia el fracaso del MCL33, con más rigor en pistas rápidas. McLaren decidió penalizar en la parrilla dadas sus pocas expectativas para este trazado. El rendimiento del monoplaza británico con los neumáticos de Pirelli para Sochi fue incluso peor a lo simulado en casa. Así. el sábado Alonso avisaba que tan solo los errores ajenos darían alguna oportunidad para lograr algún punto.

Para nada. La estrategia de parar pronto a cambiar neumáticos no aportó ventaja alguna. «Sabíamos que no teníamos ritmo y sin que pasara nada en carrera, el decimocuarto era el máximo que podíamos conseguir. Estaba esperando que ocurriese algo para ganar por posiciones. Por prestaciones, no hemos podido hacer más». El mejor resumen de la carrera y el fin de semana ruso. Red Bull, que también había penalizado, salieron por detrás. Verstappen llegó a rodar en cabeza hasta su parada en boxes. Iban a ser la referencia en 2018 para McLaren….

Para Carlos Sainz, el Gran Premio de Rusia también fue una carrera de mera supervivencia. Golpeado en la tercera curva por Sirotkin tras una gran salida, su monoplaza quedó dañado en la parte derecha y rodó un segundo por vuelta más lento del ritmo de su monoplaza. Aunque visto el rendimiento de Renault en Sochi, lograr un punto hubiera resultado tanto como una pequeña victoria.