Las investigaciones de Toyota desde finales del pasado siglo desembocaron en la primera generación del Mirai, nacida en 2015. Aquello fue un hito tecnológico industrial, porque no mucho antes el coste de una sola pila de hidrógeno rondaba los 900.000 euros, y la casa nipona había logrado abaratar su fabricación al máximo hasta poder equipar cada Mirai con una de esas pilas.