Su objetivo era el de marcar una vuelta para inmortalizar, bajando de los siete minutos con esta máquina que prácticamente es de competición y que esconde un impresionante corazón bóxer de cuatro litros y atmosférico, el cual es capaz de generar una potencia de 520 CV y que puede girar a 9.000 rpm. Con 14 grados en el ambiente y 18 en la pista, Kévin se 'merendó' los 20,6 kilómetros que tiene el 'Infierno Verde' de Nürburgring en tan sólo 6 minutos y 56,4 segundos. Semejante cifra le ha permitido convertirse en el tercer modelo de calle del fabricante alemán en bajar de la barrera de los siete minutos en este trazado, situándose junto a los deportivos Porsche 918 Spyder y Porsche 911 GT2 RS.