Una nueva generación del Jeep Cherokee llegará al mercado en Norteamérica a finales de 2025. La firma estadounidense acaba de confirmarlo y ha mostrado su aspecto en un par de imágenes que nos dejan ver claramente su frontal y, en escorzo, el lateral izquierdo.
Comenzando por lo que cuenta el comunicado, no hay mucho que rascar. En un par de párrafos, Jeep se limita a decir que el nuevo modelo ha sido “rediseñado desde cero”, que redefinirá el segmento y que estrenará un nuevo y eficiente sistema híbrido de propulsión opcional.
No obstante, desde Jeep insisten en que su marca ofrece “libertad” de elección a sus clientes, con opciones térmicas convencionales, enchufables, híbridas y totalmente eléctricas, si bien no especifica si estas cuatro posibilidades van a formar parte de la oferta del nuevo Cherokee.
El comunicado incluye también la habitual declaración institucional, en este caso a cargo de Bob Broderdorf, CEO de Jeep, quien comenta que “el nuevo Jeep Cherokee encabeza nuestros esfuerzos por ofrecer más productos, innovación, opciones y contenido estándar a los clientes que nunca. El Jeep Cherokee contará con un precio competitivo que impacta en el corazón del segmento de vehículos más grande y se ubica perfectamente entre el Jeep Compass y el Jeep Grand Cherokee para reforzar nuestra exitosa línea principal”.
Y hasta aquí puedo leer. Tarjetita por aquí… (si has nacido después de la generación X probablemente no tengas este referente registrado en tu acervo. Mis disculpas). En cualquier caso, esto es lo que sabemos. Ahora toca inferir un poco.

El nuevo Jeep Cherokee es un puente entre el Compass y el Grand Cherokee
Parece una perogrullada, pero tiene su enjundia. El nuevo Jeep Cherokee rompe con el aspecto refinado de los Grand Cherokee y Grand Cherokee S para acercarse al diseño del Avenger, el Compass y el Recon, que dentro de unos meses se convertirá en la alternativa eléctrica del Wrangler.
La carrocería está definida por líneas rectas, con la parrilla de siete oquedades muy marcada, grupos ópticos cuadrangulares (al menos delante) y abundantes piezas de fibra sin pintar, especialmente en la zona frontal.
Hay algunos detalles de diseño originales como la separación entre el parachoques y las aletas mediante una moldura vertical. También nos llama la atención la ubicación del radar para las ADAS, por debajo de la línea del parachoques.
Más allá de la estética, el Jeep Cherokee se articulará sobre la plataforma STLA Large de Stellantis. Esta plataforma permite contar con sistemas de propulsión térmicos, eléctricos o híbridos, e incluso con motores longitudinales, tal y como ha demostrado la nueva generación del Dodge Charger, disposición que parece ser que será copiada por las próximas generaciones de los Alfa Romeo Giulia y Stelvio, así como por un futuro Maserati Levante.
Pero en el nuevo Jeep Cherokee, se espera que la arquitectura responda a motores transversales, lo que seguramente derivará en que las versiones de tracción total carezcan de árbol de transmisión y cuenten con un motor trasero eléctrico, independientemente de que el tren delantero se mueva con un motor térmico, uno eléctrico o un sistema híbrido.

El nuevo Jeep Cherokee es “compatible” con el mercado europeo
Precisamente la posibilidad de contar con sistemas de propulsión híbridos y eléctricos abre la puerta a su comercialización en Europa, porque el anterior Jeep Cherokee (denominado internamente KL y fabricado entre 2013 y 2024) no llegó a contar ni siquiera con hibridación ligera y, para ser sinceros, tampoco aportaba gran cosa frente a la generalidad de SUVs medianos que hay ya en el mercado… salvo en su versión Trailhawk, con tracción total, bloqueo mecánico del diferencial trasero y mejores cotas.
Pero hay algo que hemos pasado por alto y que tiene su importancia: el Jeep Cherokee se seguirá llamando Jeep Cherokee, a pesar de que había sonados rumores de que Stellantis enterraría el nombre y con él enterraría también el hacha de guerra que en febrero de 2021 fue levantada por Chuck Hoskin, Jr., quien exigió que Jeep cambiara el nombre del vehículo.
El jefe principal de la Nación Cherokee emprendió, así, una cruzada contra todos aquellos que usan nombres, imágenes y símbolos de los nativos norteamericanos, ya fueran pequeñas empresas, equipos deportivos o grandes corporaciones. “No nos honra tener nuestro nombre estampado en el lateral de un coche. La mejor manera de honrarnos es aprender sobre nuestro gobierno soberano, nuestro papel en este país, nuestra historia, cultura e idioma, y mantener un diálogo significativo con las tribus reconocidas a nivel federal sobre la pertinencia cultural”, llegó a declarar Hoskin.
Un mes más tarde, Carlos Tavares (CEO, por aquel entonces, de Stellantis) declaró que estaba dispuesto a eliminar el nombre Cherokee de sus vehículos, pero lo cierto es que Jeep continuó comencializando el Grand Cherokee e incluso lanzó al mercado el Grand Cherokee S.
Y es que renunciar a un nombre que lleva usándose de forma continuada durante más de medio siglo (el primer Jeep Cherokee se lanzó en 1973) supone desperdiciar un activo inmaterial de enorme valor, algo que la nueva dirección de Stellantis no parece dispuesta a hacer.