El Ineos Grenadier ha sido víctima de un clásico problema que la industria del automóvil intenta siempre evitar, si bien en ocasiones no es sencillo. La falta de un componente ha paralizado la cadena de producción de Hambach (al norte de Francia), la planta en la que se producen los modelos de Ineos, que por el momento son el todoterreno Ineos Grenadier y el pick up Ineos Grenadier Quartermaster, inspirados ambos en el desaparecido Land Rover Defender clásico, que estuvo en producción entre 1983 y 2016.
Para evitar este contratiempo, tradicionalmente bastaba con imponer fuertes sanciones a los proveedores cuando incumplían fechas de entrega o superaban un determinado número de “partes por millón” defectuosas o incompletas. Pero esta técnica habitual de la época de las “vacas gordas” y la cultura del just in time ya no es aplicable en el mundo actual, en el que los barcos quedan atrapados en el canal de Suez, los componentes no llegan a destino por falta de contenedores o los proveedores que creíamos sólidos como rocas se desmoronan por problemas económicos.
Así que en los últimos años hemos visto cómo la estrategia ha cambiado, y los fabricantes intentan cerrar contratos con más de un proveedor para un mismo componente o, román paladino: intentan no poner todos los huevos en la misma cesta, algo que habitualmente se había hecho con elementos muy concretos como los neumáticos, pero que no se aplicaba a otros cuya producción es también fácil de diversificar, como es el caso de los asientos.
Recaro, proveedor del Ineos Grenadier, entra en quiebra
El caso es que a finales de julio, la división automovilística de Recaro anunciaba su quiebra ante las autoridades alemanas, y comunicaba la situación financiera de la compañía a los 215 trabajadores en su fábrica de Kirchheim unter Teck (Alemania). Vendida a Johnson Controls en 2011, la división automotriz de Recaro tiene su origen en un lejano 1 de octubre de 1906, cuando Wilhelm Reutter funda la Stuttgarter Carosserie und Radfabrik.
El nombre Recaro (acrónimo libre de REutter-CAROsserie) no aparecería, no obstante, hasta 1963, momento en el que Porsche adquiere el negocio de carrocerías de la compañía y Recaro comienza su exitosa segunda vida como fabricante de asientos deportivos y de gama alta, inicialmente para Porsche y más adelante para el mercado de posventa.
El colapso de Recaro, que desde hace cuatro años era propiedad de Raven Acquisitions, una firma de capital privado estadounidense, se une a otros llamativos casos de proveedores alemanes como el fabricante de llantas BBS o los gigantes Valeo y ZF, que pasan por situaciones difíciles a raíz de la disminución de la venta de automóviles nuevos en toda Europa y el aumento de la penetración de los fabricantes chinos.
El Ineos Grenadier detiene su producción hasta 2025
Centrándonos en el Ineos Grenadier, no hay una confirmación oficial de que el parón se haya producido por culpa de Recaro, pero son varias las fuentes que lo aseguran. Parece ser, además, que el problema no va a solucionarse rápidamente, ya que la planta podría estar detenida al menos hasta 2025.
Curiosamente, en la página web de Recaro aún podemos encontrar referencias a su relación con Ineos. Sobre el Ineos Grenadier, Recaro afirma que “el Ineos Grenadier demuestra que un vehículo todoterreno con carrocería sobre bastidor puede ofrecer comodidad y refinamiento modernos. El enfoque está puesto en la practicidad y la utilidad. El interior está diseñado para durar: materiales resistentes y tecnología integrada que resistirá el paso del tiempo. También encontrará en nuestros asientos Recaro resistentes al agua y a las manchas un soporte ergonómico y cómodo dentro y fuera de la carretera”.
Recaro confirma en otro lugar de su web que sus asientos se ofrecen como equipamiento de serie en el Ineos Grenadier, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Con respecto a los asientos delanteros, aclara que cuentan con calefacción, mientras que los traseros son plegables y abatibles. Recaro ofrece sus asientos para el Ineos Grenadier acabados en una combinación de vinilo y tela o en cuero.
Pero todo esto poco importa. Lo único importante es que acabarán pagando los de siempre, que más concretamente, en este caso, son los trabajadores de Recaro y los de la fábrica de Ineos. Esperemos que, al menos, sea por poco tiempo.