En el corazón industrial de Alemania, una histórica planta da un paso firme hacia el futuro. La sede de Ford en Colonia, con casi un siglo de historia a sus espaldas, ha iniciado una nueva etapa en su legado: la producción en serie de baterías para vehículos eléctricos. Con una inversión transformadora de 1.725 millones de euros, la planta se ha modernizado radicalmente para convertirse en uno de los pilares de la estrategia de electrificación de la marca en Europa.
La nueva instalación, completamente digitalizada y automatizada, produce baterías en tres tamaños distintos, destinadas exclusivamente a los nuevos modelos eléctricos Ford Explorer y Ford Capri (aquí la primera prueba). Ambos vehículos se ensamblan también en el llamado Centro de Vehículos Eléctricos de Colonia, lo que permite una integración logística total y garantiza la eficiencia y la calidad en cada etapa del proceso productivo.

Con esta apuesta, Ford no solo adapta su infraestructura a las exigencias del mercado eléctrico, sino que también redefine el concepto de fábrica moderna. El ensamblaje interno de las baterías permite controlar estrictamente los estándares de calidad y reducir significativamente los desplazamientos logísticos, alineando la producción con los objetivos de sostenibilidad y eficiencia energética.
180 robots ordenan 2.275 componentes por batería
La planta, que ahora cuenta con una línea de producción automatizada de dos kilómetros, ensambla cada paquete de baterías con hasta 2.775 componentes individuales, manipulados por 180 robots de última generación.
Más allá de la tecnología, la marca norteamericana ha puesto el foco en las personas. La transformación de Colonia ha incluido una inversión significativa en el desarrollo de habilidades del equipo humano. La compañía considera que su éxito no solo depende de la maquinaria, sino del conocimiento y la preparación de sus trabajadores.
La reconversión de la planta incluye programas de formación específicos para adaptarse a los procesos digitales, consolidando así un ecosistema de producción que combina precisión robótica con talento humano.
Otras plantas ‘eléctricas’ de Ford en Europa
Este movimiento estratégico forma parte de un ambicioso plan global. Colonia se suma a otras instalaciones clave en el mapa eléctrico de Ford, como la planta de Valencia, que desde 2020 cuenta con su propio centro de ensamblaje de baterías tras una inversión de 42 millones de euros. Allí, la capacidad ha crecido un 40% en los últimos años, impulsada por el aumento de la demanda de vehículos híbridos. Además, Ford continúa desarrollando su red de producción eléctrica con centros en Craiova (Rumanía), Kocaeli (Turquía) y Halewood (Reino Unido), donde se fabrican unidades de propulsión eléctrica.

La nueva era que arranca en Colonia representa mucho más que una simple actualización tecnológica. Es el símbolo de un compromiso industrial con la sostenibilidad, la innovación y la producción europea. Ford busca responder a una demanda creciente de movilidad eléctrica en el continente, ofreciendo vehículos adaptados a las necesidades del consumidor europeo, tanto en diseño como en rendimiento.
Colonia, pieza clave de Ford en Europa
El nuevo rol de Colonia como centro neurálgico para la electromovilidad no solo refuerza la posición de Ford en el competitivo mercado automotriz, sino que también aporta un impulso económico y tecnológico a la región. En un contexto en el que Europa acelera su transición hacia un transporte más limpio, la compañía norteamericana se posiciona como un actor clave en esa transformación, con una red de producción preparada para afrontar los desafíos del futuro.
En definitiva, la planta de baterías de Colonia no es solo una instalación industrial avanzada: es el epicentro de una revolución silenciosa que recorre Europa sobre ruedas eléctricas. Con cada batería ensamblada, Ford acelera hacia un nuevo horizonte, en el que la tradición y la innovación no solo conviven, sino que se potencian mutuamente.