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Bentley tiene un departamento de metrología para ofrecer la máxima precisión

En Crewe es donde Bentley Motors tiene su fábrica. Y dentro de estas instalaciones hay un gran espacio que nadie externo a la firma británica puede visitar. Un lugar repleto de instrumentos de precisión propios de la propia NASA, donde el Jefe de Metrología Michael Stockdale y 25 operarios más miden cada una de las partes de componen un Bentley. Sólo así aseguran los más altos estándares de precisión en criaturas que superan los 200.000 euros.

La metrología es la ciencia encargada de la medición, pero también una ciencia valorada por la firma de Crewe. Tanto es así que la aplican para medir con precisión de cirujano cada una de las partes que componen cualquiera de sus modelos, desde una diminuta arandela, hasta los paneles de la carrocería. Y todos estos componentes no solo se miden de forma individual, sino también una vez forman un conjunto terminado.

El cabello humano es muy grueso para Bentley

Para que te puedas hacer una idea de la precisión con la que trabaja Bentley, decir que el emblema retráctil del capó de un Flying Spur, presenta elementos internos que tienen tolerancias de 0,15 milímetros. Y es que este emblema, iluminado y conectado al sistema de entrada 'manos libres' del vehículo, se despliega y retrae de forma automática, pero también en caso de accidente. Y aquí, además de valorar la precisión milimétrica, nada puede fallar.

Es habitual hablar del espesor de un cabello humano para describir la medida más pequeña imaginable, pero eso es demasiado para Bentley. Un cabello puede tener entre 17 y 150 micras de grosor. Y ellos cuentan con instrumentos capaces de medir 0,5 micras. Tanto es así que hay componentes en un Bentley que se pueden medir con tolerancias inferiores a un micrón (la millonésima parte de un metro). Y te diré que un glóbulo rojo humano tiene 5 micrones.

Un ejemplo es el cigüeñal del corazón 6.0 W12 Biturbo, cuyos cojinetes presentan ranuras diminutas que sostienen una película microscópica de aceite para lubricarlo. Ellos usan un Perthómetro para medir estas ranuras y evaluar si se encuentran dentro de las tolerancias exigidas por la firma británica.

Una habitación que se mantiene a 20º

Pero Stockdale y su equipo no solo miden componentes individuales, sino que parte de ese departamento se encarga de medir la carrocería completa, los paneles interiores… Todo ello se escanea usando cámaras digitales y se crea un mapa preciso del automóvil en cuestión.

Incluso miden el patrón de diamantes de sus asientos o de los paneles de las puertas. Nada puede fallar en un interior, como el del Bentley Flying Spur, donde hay unos asientos traseros ajustables en 14 direcciones, que además tienen cinco modos de masaje, calefacción, ventilación… Todo debe tener un acabado impecable.

Todas estas mediciones tomadas por el departamento de metrología de la firma británica se hacen en un clima controlado, porque la temperatura de esta sala secreta se mantiene a 20 grados, admitiendo tolerancias de ± 0,5 grados.

Y es que nada puede fallar en un Bentley.