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Skoda Superb Combi IV 1.4 TSi PHEV Sportline. El Plug-in que lo tiene todo

Ante el apabullante avance de los SUV en casi cualquier categoría, algunos segmentos han ido quedando en el olvido. Es el caso de los vehículos monovolumen, que tuvieron su momento de gloria hace 20 años y fueron apagándose como la luz de una vela; el de los pequeños sedanes -todavía recuerdo el Renault 7 o el Seat Córdoba-; o la categoría de los familiares, aunque estos sí, nunca llegaron a olvidarse del todo. Fue gracias en parte a la magia de algunas versiones muy deportivas, sobre todo de Audi, o a la exclusividad y fuerte personalidad de los modelos de carrocería familiar de Volvo. Y a este paso menos se nos van a olvidar, porque ejemplares como este Skoda Superb Combi iV, con tecnología híbrida enchufable, devuelven el protagonismo a una categoría de coches con argumentos suficientes como para hacerle la competencia a cualquier todocamino. Y su tipo de carrocería, con un espacio de carga más que generoso, es la ideal para que incluso alojando las baterías que utiliza esta tecnología, el maletero o el espacio interior mantengan unas cotas competitivas frente a un SUV. Así que aunque el Superb Combi Plug-in pierde 150 litros de maletero -baja hasta los 510- respecto a las versiones 'normales', el espacio que queda resulta más que suficiente para transportar sin problemas el equipaje de toda una familia en vacaciones, dejando incluso un doble fondo para guardar allí el cable de carga y el kit de reparación de neumáticos.

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Respecto a un SUV de tamaño equivalente, un coche con carrocería familiar y tecnología Plug-in como el Superb Combi iV pesa menos, es más aerodinámico, gasta menos, tiene menos inercias en curva, tiene más capacidad de maletero y cuesta menos, razones lo suficientemente importantes como para ver claramente que hay vida más allá de los SUV. Y ya que hablamos de precios hay que decir que aunque los Plug-in no son baratos -y este no es una excepción-, puestos a comparar, el Skoda Superb Combi iV es, con diferencia, el más barato de su clase y no precisamente porque se haya escatimado en calidad o equipamiento de serie. Porque la dotación de esta versión con acabado SportLine es sencillamente espectacular. Llantas de aleación de 18 pulgadas, asistente de aparcamiento, techo eléctrico panorámico de cristal, asientos deportivos, decoración interior en fibra de carbono, pilotos traseros LED con función dinámica, portón trasero con apertura y cierre eléctricos, selección de modos de conducción con chasis deportivo y suspensión adaptativa DCC, faros Matrix LED, virtual cockpit con navegación, climatizador bizona, sensores de lluvia y luces… La lista es interminable, y ni siquiera hemos hablado de conectividad o seguridad. Sin embargo, de lo que toca hablar en este coche por encima de otros aspectos es de su sistema de propulsión con derecho a la etiqueta 0 Emisiones de la DGT. Y es que con la batería de 13 kWh -10,4 kWh efectivos- cargada, nuestro protagonista homologa una autonomía en modo eléctrico de 55 kilómetros con un consumo oficial de 1,6 litros durante los primeros 100. Nosotros hemos llegado a recorrer 53 kilómetros por ciudad y alrededores, y una de las ventajas es que al circular fuera de la urbe uno puede decidir cuánta batería gasta y cuánta reserva para utilizar más tarde. Manejando adecuadamente estos recursos resulta sencillo lograr unas cifras de consumo brillantes. Porque incluso circulando con la carga de la batería agotada el propio motor de combustión va recargando la suficiente energía como para que en momentos puntuales el coche circule en modo eléctrico o apoyando al motor de combustión.

Una grata sorpresa

Y de las muchas cosas que nos han sorprendido gratamente de este modelo destacamos dos del apartado mecánico. Por un lado, el rendimiento del motor 1.4 TSI de 156 CV -que, por cierto, va mejor que el 1.5 del resto de modelos- asociado al cambio DSG cuando la batería está agotada y el motor eléctrico se rinde -en un viaje largo, lo habitual-. En esos casos el TSI sube de vueltas con decisión y se encuentra en su salsa en la parte alta del cuentarrevoluciones. Por eso la aguja llega hasta las 6.100 rpm sin rechistar antes de efectuar los cambios, y podemos ver por ejemplo que en tercera el Superb Combi iV alcanza los 150 km/h. Y la caja DSG no se queda atrás, ya que además de efectuar los cambios con rapidez permite reducciones en las que el motor sube hasta las 6.000 rpm, olvidando esa obsesión histórica de muchas marcas por salvaguardar en exceso la mecánica a la hora de reducir con un cambio automático. Y si tenemos que hablar de la acción conjunta de los dos motores, y por tanto de los 218 CV, el Super Combi iV ha mejorado el dato oficial de aceleración de 0 a 100 km/h en dos décimas, marcando unos magníficos 7,6 segundos y demostrando que ser eficiente y respetuoso con el medio ambiente no está reñido con las prestaciones. También el consumo nos ha sorprendido, pero no el de ciudad con la batería cargada y sus 55 kilómetros de autonomía eléctrica, que no tiene mérito, pues nos referimos más al logrado sin carga y en carretera, ya que el coche ha gastado poco más de 6 l/100 km a 120 km/h, y la media total, siempre que en ciudad se utilice una carga completa de la batería, la hemos dejado en 5,5 l/100 km, una cifra excelente para un coche de casi 1.800 kilos de peso. Y hablando de peso, clave a la hora de frenar, ojito al tacto del pedal de freno porque su recorrido requiere un periodo de adaptación, pues en la primera parte frena menos de lo esperado.

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El Superb Combi iV lleva de serie suspensión adaptativa y cinco modos de conducción, con un programa Sport -de activación directa, sin pasar por ninguna pantalla- que transforma su personalidad hasta convertirlo casi en un deportivo por aplomo, agarre y respuesta. Y gracias a su doble personalidad también podemos echar mano de algunos recursos para gastar lo mínimo, como ir en modo ECO con conducción 'a vela', colocar la palanca de cambios en el modo B de máxima retención y regeneración, o en e-Mode para aprovechar el empuje del motor eléctrico siempre que haya batería. Esta se puede cargar en un enchufe doméstico de 2,3 kW en cinco horas. O en solo tres horas y media si usamos una toma de 3,6 kW.

LA CLAVE

Skoda no se ha quedado ni un centímetro atrás en la lucha contra la contaminación. Y sus iV cuentan con tecnología de vanguardia, sin olvidar el sentido práctico. Pero el Superb Combi iV con sistema híbrido enchufable raya la perfección. Porque la combinación de electricidad y el motor térmico sigue siendo la solución más ingeniosa y práctica por el momento.