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Skoda Scout 1.8 TSi DSG. Pensión completa

Tengo amigos que en ocasiones me preguntan qué coche me compraría. Y uno de ellos, desde hace años, es el Skoda Scout. Y para explicarlo me apoyo en el mundo del deporte. Digamos que no es el mejor velocista, no bate records como fondista, ni destaca en la maratón, tampoco lanza el peso más lejos, ni salta más que nadie, pero cuando se hace una media de todas las valoraciones siempre está en el podio. Lo borda en la dura y competida especialidad del decatlón, convirtiéndose en el atleta más completo.

Algo parecido ocurre con el Skoda Scout. Es un vehículo tan equilibrado en todos los frentes que quizás no sea el mejor en aspectos concretos, pero al final sirve para casi todo porque todo lo hace bien. Es amplio, confortable, está bien equipado y rematado, es válido tanto para el día a día como para las escapadas del fin de semana, su maletero es sencillamente una gozada, va bien sobre asfalto y, para colmo, hace más de lo que pueda parecer fuera de él.

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De entrada, el Scout marca territorio frente al Octavia Combi. Saca músculo y se pone 'a salvo' mediante protecciones estratégicas en los bajos y otras partes más sensibles, como el circuito de frenos o el depósito de combustible. Además, incrementa la altura libre al suelo 30 milímetros para ejercer con más solvencia su lado 'off road' y pone en juego, por supuesto, la tracción total, un elemento 'innegociable'.

Menos personalización encontraremos en el interior, ya que salvo por la presencia de los logos, el resto es casi idéntico al resto de la familia. Eso sí, cuenta con detalles específicos que no se ven, como los asientos con tecnología Thermo-Flux, dos veces más permeables al aire y a la humedad.

Quizás la presentación general del habitáculo no sea un derroche de imaginación, pero todo está en su sitio y bien rematado. Lo más chic es la espectacular pantalla táctil de 9,2 pulgadas, opcional, que ofrece una gran resolución, aunque hay que limpiarla constantemente porque se nota el polvo y las huellas de los dedos.

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En su segmento pocos modelos pueden presumir de una habitabilidad tan generosa, y menos aún de un maletero descomunal, con 610 litros de capacidad mínima que pasan a ser 1.740 en caso de máxima necesidad. En cristiano: cabe todo, incluso una rueda de repuesto sin sobreprecio, muy aconsejable en este tipo de vehículos que no sólo se ganan el pan sobre el asfalto.

Optamos por la versión de 180 CV

Con la gasolina ganando protagonismo día a día frente al diésel, nos decantamos por la versión 1.8 TSI de 180 caballos, que lleva asociada sí o sí el cambio DSG de seis relaciones. Esta combinación agradará a cualquiera porque resulta confortable en su uso diario y da juego en el capítulo de las prestaciones. Desde apenas 1.300 vueltas el propulsor empuja, y a la hora de recuperar desde bajo régimen, al hundir el pie en el acelerador la recuperación pasa a ser una aceleración si fuera necesario por la función 'kick down'.

La tracción total se gestiona por medio de un embrague multidisco tipo Haldex que actúa sobre el eje delantero, conectando el trasero de manera automática si es oportuno. En la transición no te das cuenta, pero sí lo notas sobre el terreno. En este sentido, el Scout es un vehículo ágil y sólido si afrontamos una conducción alegre y dinámica. La dirección es muy correcta y las distancias de frenado registradas son de notable alto, como demuestran los 54 metros que necesita para detenerse por completo desde 120 km/h. Hasta ahora, salvo por la mayor altura y las protecciones, podríamos estar refiriéndonos perfectamente a un Octavia Combi 4×4. Aumentar la factura final 1.650 euros para adquirir el Scout trae consigo poder afrontar nuevos retos en materia 'off road'.

El Driving Mode Selection -opción que cuesta 145 euros- nos permite disfrutar de los habituales programas de conducción Eco, Normal, Sport e Individual, pero en este modelo añade el modo Off road, activo hasta 30 km/h y que incorpora, también, un útil control de descensos.

Sin ser un todoterreno, es increíble comprobar las cualidades del Scout fuera del asfalto, superando cruces de puentes, subidas, bajadas y obstáculos con una facilidad pasmosa, porque mantiene la velocidad constante sin que el conductor intervenga. La falta de lluvia nos impidió comprobar su eficacia sobre barro -lleva neumáticos de asfalto-, pero supera retos que un conductor medio nunca afrontará.

Si a todo eso añadimos una dotación tecnológica revisada al alza en esta última actualización del modelo checo, con elementos como la frenada de emergencia que reconoce también a peatones, una alerta de vehículos en el ángulo muerto, otra de tráfico cruzado en la zaga o un asistente para manejar remolques -por cierto, puede remolcar hasta dos toneladas-, amén de una oferta multimedia de última generación, pues lo dicho, un producto redondo.

LA CLAVE

Si mañana me tuviera que comprar un coche, el Scout sería uno de mis candidatos. Es un vehículo sin fisuras porque con un tamaño bastante compacto ofrece una habitabilidad y un maletero sorprendentes, es confortable para el día a día, dinámico en carretera y no se arruga frente a los retos 'off road'. Redondo.