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Volkswagen Arteon 2.0 TDI 150 DSG7 Elegance. Berlina 'anti-edad'

Para sobrevivir y adaptarse a los nuevos gustos, algo está cambiando en el sector de las berlinas. Volkswagen se dio cuenta hace años, y en 2008 complementó su Passat con un Passat CC -luego se quedaría en CC 'a secas'- que proponía un aire más deportivo, de perfil coupé, aunque manteniendo las cuatro puertas laterales y el maletero con tapa. Curiosamente, sus rivales -Audi A5 Sportback, BMW Serie 4 Gran Coupe- optaban por una zaga más práctica, rematada con un portón grande, pues esa arquitectura parece mejor valorada cada día: el segundo Opel Insignia renunció a la carrocería de sólo cuatro puertas, el nuevo Peugeot 508 viene con cinco… Y de ahí, también, que el Arteon relevase al CC presumiendo ya de portón posterior, lo que supone un primer argumento de peso frente al Passat, disponible con sus carrocerías tradicionales: sedán clásico y familiar Variant.

Pero, además, el Arteon no se queda en un mero 'Passat de cinco puertas', sino que tiene personalidad estética propia, empezando por un frontal impactante cuya parrilla gana protagonismo -algunas lamas horizontales se prolongan hacia los extremos 'convertidas' en luces diurnas-, siguiendo por un perfil más estilizado y coupé que el del CC -y con una depurada aerodinámica, pues el Cx es de 0,27- y terminando por una trasera más tendida, y que culmina en un alerón integrado. Y si añadimos a ello las llantas de 19 pulgadas que los acabados Elegance y R-Line montan en España -en otros mercados son de 18-, el conjunto llama lógicamente la atención. Y no es que lo digamos nosotros porque sí, sino porque es un hecho constatable: la gente… lo mira.

Un «carrazo»

Además, hablamos de un 'carrazo': 4,86 metros, longitud que le sitúa a caballo entre un Passat y un Audi A7 Sportback. Ahí es nada. Y lo mejor es que esa talla XL se traduce -no siempre es así- en un interior amplísimo, comenzando por su maletero de 563 litros -ampliable a 1.557 litros si abatimos el respaldo 60:40-, que de serie no acoge rueda de repuesto. Y es que Volkswagen dota al Arteon de neumáticos autosellantes, que 'teóricamente' taponan los pinchazos… si no son demasiado grandes. Nuestro consejo es pedir rueda de repuesto: 115 euros la de tamaño reducido y 510 la de medida normal.

Pasemos ya al habitáculo, amplio también y donde pueden viajar cinco adultos, aunque la plaza central posterior sufre la presencia del abultado túnel central. Pero las cotas son estupendas, tanto delante -143,5 centímetros de anchura- como detrás, donde hay 134 centímetros de ancho al nivel de las caderas y 90,5 al techo; y con un conductor de 1,75 al volante quedan nada menos que 78,5 centímetros de distancia entre respaldos, lo que permite, incluso, estirar algo las piernas.

Y el interior convence por otras muchas razones. Por ejemplo, un buen número de espacios donde guardar cosas y un puesto de conducción bien estudiado, ya que los asientos ergoComfort son cómodos y sujetan lo suficiente, la visibilidad es buena en todas direcciones -salvo hacia atrás cuando llueve, pues no hay limpialuneta- y el diseño del salpicadero responde a criterios lógicos y funcionales, que es tanto como decir que todo está a mano, que hay los botones que tiene que haber -ni más ni menos- y que el manejo general de los mandos es intuitivo. Es decir, rápido. Es decir, seguro.

También el equipamiento ayuda a que percibamos el Arteon como un coche refinado y 'de nivel'. La versión básica -41.790 euros- ya está bien dotada, pero el Elegance probado y el R-Line, de enfoque más deportivo, añaden tapicería en Alcántara y cuero, una personalización interior y exterior específica, luces traseras LED con intermitentes dinámicos, pedales en acero cepillado, asistente de luces de carretera e iluminación de curva, o el selector de modos de conducción: Eco, Comfort, Normal y Sport, más el Individual personalizable. Y aún hay más, pues Volkswagen, en lugar de plantear descuentos -se agradecerían, pues los precios del Arteon asustan un poco si no sabemos valorar el nuevo modelo en su justa medida- regala equipamiento con el llamado 'Paquete de Lanzamiento', equivalente a 5.000 euros en opciones: instrumentación configurable Volkswagen Digital Cockpit, las antes citadas llantas de 19 pulgadas, cámara trasera, unos faros delanteros LED High -ver cuadro en página 37- que casi convierten la noche en día, el sistema de navegación Discover Media…

Y los más caprichosos están de enhorabuena, porque la lista de opciones es larga para que podamos dotar nuestro Arteon con las últimas ayudas a la conducción, con cuero y llantas especiales, con elementos que optimizan el confort acústico o el comportamiento... Ojo con liarse la manta a la cabeza, porque nuestra unidad, por ejemplo, llevaba 12.425 euros en extras, lo que disparaba la factura más allá de los 56.000 euros. Mucho para un diésel de 150 CV.

Y es que el propulsor elegido para este primer test del Arteon en Motor16 es el bien conocido 2.0 TDI 150 -también se ofrece en versión de 190 CV y, como BiTurbo, con 240 CV-, que debe mover en este caso un conjunto de 1.643 kilos. Entre eso -la relación peso/potencia es de 10,95 kilos por caballo- y que esta mecánica destaca más por agrado y progresividad -rinde 34,7 mkg de par desde 1.750 rpm- que por brío, nadie debe esperar unas prestaciones tan alegres como insinúa el aspecto del coche. Y eso que el eficaz cambio automático DSG7, con modo 'S' y levas en el volante, ayuda a sacar el máximo partido de los 150 caballos. Así, la firma de Wolfsburg anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,1 segundos y nosotros le hemos medido 9,7; y tampoco la respuesta del acelerador al recuperar velocidad te incrusta en el respaldo, pues de 80 a 120 km/h emplea 7,9 segundos: bien, pero exactamente el mismo registro que el C4 Cactus PureTech 110 EAT6 probado en la página 24. De hecho, recomendamos esta versión 2.0 TDI 150 a los conductores sosegados o a los que circulan más por autovía. De hecho, su velocidad punta, de 220 km/h, le permite rendir bien en las 'autobahn' germanas.

Para los que busquen algo de 'rock&roll', mejor optar por un motor más enérgico. Con la tranquilidad que da saber que hay chasis de sobra, pues el comportamiento del Arteon -usa la plataforma MQB- nos ha parecido fantástico, y en vías de montaña siempre echábamos de menos más potencia para disfrutar de un conjunto tan eficaz y equilibrado, pues vira plano, el paso por curva es imperturbable y aplomado -el DCC opcional y los 245/40 R19 se notaban positivamente-, la frenada es buena y de la dirección sólo se pueden decir cosas bonitas, como que es precisa y, ante todo, rapidísima: 2,1 vueltas de volante.

LA CLAVE

Dicen que el público apuesta por los SUV y su aire aventurero porque huye del concepto monovolumen, sinónimo para muchos de 'conducción aburrida', o de las berlinas clásicas, que algunos ya vinculan a los coches de empresa y a los de alquiler con conductor. Pero ojo, porque las marcas lo saben y llevan tiempo lanzando berlinas mucho más apasionantes, que sin renunciar a virtudes tradicionales como el confort, la amplitud o el refinamiento, potencian factores que ahora la gente valora, como el disfrute al volante o una línea deportiva. Y el Arteon va por ahí. Tras probarlo, uno se pregunta si sólo hay SUV en la vida.