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Seat Ateca 2.0 TSI 190 DSG7 4Drive FR. Fórmula racional

Cuando hace dos años conduje por primera vez un Ateca FR con motor 2.0 TSI 190 -de Madrid a Segovia a través del Puerto de Navacerrada-, recuerdo que pensé en lo bien que iba y en los 20 ó 30 caballos más que necesitaría para redondear un conjunto apoteósico. Y es que cuando te subes a la versión más dinámica del SUV español puedes creer, erróneamente, que falta algo de 'chicha'. Lo piensas seguramente por dos motivos: el primero, la respuesta suave y progresiva del motor -los 190 CV ya están ahí a solo 4.200 vueltas y no decaen hasta 6.000, mientras que el par máximo se alcanza al tranquilo régimen de 1.450 rpm-; y el segundo, una forma de pisar la carretera tan segura y aplomada que creeremos ir más despacio de lo que vamos, pues el chasis ha sido puesto a punto por ingenieros de Seat que saben de competición y el Ateca FR pasa por las curvas sin despeinarse, a ritmos a los que otros SUV ya irán 'sudando'.

De hecho, la firma catalana sólo asocia esta mecánica a la tracción total 4Drive -que resta 25 litros de capacidad al maletero, por cierto- y al eficaz y rápido cambio DSG7, que tiene levas en el volante y tres modos básicos de actuación -automático en D y S, y manual secuencial-, al margen del Seat Drive Profile, de serie y cuya rueda selectora permite optar rápidamente entre diferentes programas de conducción.

En ciudad o por autovía el Ateca FR va de cine, porque con su rápida dirección -2,15 vueltas de volante- todo se vuelve más agradable y el coche va fielmente por donde queremos que vaya. Pero su escenario preferido no es ese, y a medida que la carretera se retuerce y se inclina nuestro protagonista parecer ir sintiéndose más y más cómodo, pues entra en las curvas sin rechistar y con un balanceo bien contenido, y se agarra al asfalto con desesperación. Y más si, como en nuestro caso, las llantas de serie de 18 pulgadas han dejado su sitio a las de 19 opcionales -821 euros-, ligadas a gomas 235/40. Porque entonces la adherencia se multiplica y llegaremos a pasar por los virajes más cerrados levantando la rueda interior; como si de un Ibiza FR se tratase. Puede que si el motor tuviese más genio las sensaciones 'GTI' crecerían, pero hablamos de un SUV familiar, y creemos que el equilibrio entre confort, eficacia, seguridad y diversión es el adecuado.

El consumo, eso sí, nunca es bajo, y rondar los 9 litros será lo normal. O claramente más de 11, o de 12, o de 13 si nos animamos de verdad.

La virtud final tiene que ver con el Ateca en sí, pues sin un tamaño exagerado ofrece espacio y funcionalidad -lástima que la segunda fila no sea corredera-. Y con una calidad general de notable, pues la presencia de ciertos plásticos mejorables se compensa con el diseño interior más esmerado y deportivo de los FR.

LA CLAVE

Podemos comprar un Ateca FR con motor de 150 CV, tanto en gasolina como en diésel. Buena elección, sin duda. Pero si queremos sacar provecho al excepcional chasis del SUV español y no somos de kilometrajes anuales enormes -por el consumo-, mi consejo es claro: elige el 2.0 TSI y disfrutarás mas de la vida.