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Probamos el Renault Megane Sport Tourer DCi 110 EDC. Para toda la familia

En un mercado dominado por SUV y crossover, tanto los vehículos monovolumen como los familiares deben conformarse con las 'migajas' de quienes buscan un vehículo para disfrutar en familia.

Renault controla la situación, pues en el segmento C sitúa a Kadjar, Scénic y Mégane Sport Tourer, todos ellos productos jóvenes. Los dos primeros ya se han ganado al público, y por eso nos dedicamos ahora al Mégane con carrocería familiar, que te va a sorprender y que no envidia a sus 'hermanos' citados. Como ellos, parte de la plataforma CMF, pero respecto a un Mégane, el Sport Tourer tiene 43 milímetros más de batalla, y en total crece 267 milímetros. También hereda una imagen muy personal, caracterizada por esos singulares faros con tecnología LED.

Ese plus de tamaño se traduce en unas plazas traseras más holgadas. No son tan amplias como las de un Seat León ST, pero hay más centímetros que en el Mégane 'a secas'.

Quienes valoren el espacio, que miren más atrás. Aquí encontramos un maletero con 521 litros de capacidad. Son 137 litros más que en el Mégane 'normal', 49 más que en el Kadjar y 15 más que en el nuevo Scénic. ¿Quién duda de los familiares? Además, por si toca mudanza, el respaldo del acompañante también se abate.

El único 'pero' es que no puede equipar portón trasero eléctrico, detalle que contrasta con la tecnología que ofrecen los Mégane, más con este acabado Bose, que incluso añade un sofisticado sistema de sonido con subwoofer, que elimina la rueda de repuesto.

Buenas prestaciones

Si priorizas la eficiencia, esta versión con el conocido motor diésel 1.5 dCi 110 es una apuesta ganadora. Y si además demandas un alto agrado de marcha, desembolsa 1.320 euros extra y cómpratelo con el cambio EDC de doble embrague, que ha sido revisado y es más agradable. Sus prestaciones son más que correctas, y en contadas situaciones necesitaremos más energía. Una de ellas puede ser al adelantar en carreteras de doble sentido con el aforo completo. Pero en vacío, nada que reprochar a los 8,7 segundos que ha empleado para pasar de 80 a 120 km/h con sólo pisar a fondo el acelerador. Aunque donde más cómodo se siente es en los largos viajes por autovía. Y no nos cansará, pues hasta sus asientos delanteros tienen función masaje y nos mantendremos entretenidos con su pantalla táctil. Debería ser algo más intuitiva y contar con un borde donde apoyar la mano, pues controlarla a pulso es complejo.

Los 3,7 l/100 km que homologa son imposibles de lograr. Aún así, le hemos medido 5,4 l/100 km reales. Es una cifra baja y, para llegar a ella se ayuda del Start&Stop y del modo Eco, que podemos seleccionar desde el Multisense. También podemos optar por los modos Perso, Comfort, Neutral y Sport, que varían la gestión del motor, la dirección, el cambio, la iluminación ambiental…

Sólo cuesta 748 euros más que un Mégane de cinco puertas equivalente, y también es 2.583 euros más barato que un Scénic 1.5 dCi EDC Edition One, o 1.990 euros más asequible que un Kadjar 1.5 dCi EDC Zen. Echa cuentas, porque este Mégane ST compensa.

La clave

Los familiares me parecen vehículos muy prácticos, espaciosos y funcionales. Tanto o más que muchos monovolumen o crossover, que, además, nunca van a pisar un camino. Este Mégane es un claro ejemplo, porque tiene mejor dinámica, es más eficiente y ahorramos unos cuantos euros. Y si puedes, mejor con caja EDC.