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Probamos el Mercedes E 220 d Estate. Espacio inteligente

Espacio sobresaliente, dinámica excelente, prestaciones brillantes, consumos comedidos, calidad a raudales, tecnología de vanguardia y un diseño que sigue rebajando la edad media de los clientes de la firma alemana. Sí, nos referimos a la última Clase E Estate de Mercedes equipada con un propulsor diésel de 194 CV que se convierte en un aliado perfecto a la hora de 'devorar' kilómetros.

El sentido práctico no tiene que estar reñido necesariamente con otros aspectos. Nuestra unidad incorpora el acabado AMG Line opcional -2.117 euros-, de corte deportivo y que se desmarca con detalles como discos de freno delanteros perforados, salidas de escape con embellecedores, entradas de aire más generosas, faldón trasero con forma de difusor, llantas específicas y el tren de rodaje Agility Control con suspensión adaptativa y una altura del conjunto rebajada 15 milímetros.

Al acomadarnos en el interior no hay duda de que estamos ante un representante con sello premium. Calidad, ergonomía y una pantalla de 12,3 pulgadas que hace las veces de cuadro de mandos -cuesta 1.028 euros- y que, si la pruebas, ya no querrás la que trae de serie. Si añadimos otra del mismo tamaño en el salpicadero la sensación es lo más parecido a estar en el cine.

Maletero de 640 litos ampliable hasta los 1.820

Detrás tampoco encontraremos problemas para acomodarnos, aunque si lo hacemos en la plaza central nos obligará a separar las piernas excesivamente. Y llega su gran baza: el maletero. Portón eléctrico de serie, un umbral de carga a sólo 57 centímetros del asfalto, un ancho mínimo entre los pasos de ruedas de 109 centímetros y un volumen de 640 litros al que no llegan sus rivales directos en Audi, BMW o Volvo. Y si abatimos el respaldo posterior, divisible en secciones 40/20/40, la capacidad se multiplica hasta los 1.820 litros, de modo que podremos comprar en Ikea sin agobios.

Ya en marcha, la versión E 220 d probada monta un propulsor dos litros completamente nuevo que eroga 194 CV y se asocia a una transmisión automática 9G-Tronic con convertidor de par que se muestra especialmente rápida y refinada en su funcionamiento.

El propulsor empuja con fuerza desde 1.400 rpm y sube hasta las 4.700 vueltas, y con el asistente Dynamic Select podemos elegir entre los programas de conducción Eco, Confort, Sport y Sport+. El primero cuenta con la función de navegación a vela y permite firmar consumos de 4,6 litros en carretera, aunque es complicado bajar de los 6,8 en ciudad. En Sport+ la suspensión se endurece para controlar los balanceos de la carrocería y la electrónica se relaja, hasta el punto de que nos permite deslizar la zaga en conducción muy deportiva.

Y todo esto 'aliñado' con un confort de marcha y un equipamiento que abruman…

La clave

No somos todavía un mercado que contemple con fuerza las carrocerías familiares, aunque ganan adeptos día a día. Personalmente creo que son la solución más equilibrada, sobre todo en el caso de nuestro protagonisa, un modelo sin fisuras que cubre muchos frentes y en todos lo hace realmente bien.