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Mazda MX-5 2.0 Skyactiv-G 184 CV. Terapia antiedad

No tendrás que ser un niño, pero sí poseer la suficiente agilidad para entrar y salir de este llamativo roadster biplaza. Y es que sus asientos se sitúan a escasos centímetros del asfalto.

Una vez dentro, la cosa mejora. Te sientes como en un auténtico deportivo, con las piernas estiradas hacia el fondo y con tu mirada apuntando al final de un largo y afilado capó. Los de mayor estatura ahora estarán agradecidos a la firma de Hiroshima, pues con la última actualización su volante suma regulación en profundidad, ya que antes sólo se ajustaba en altura. Es cierto que no sobran los centímetros, pero hay espacio para que dos ocupantes se acomoden con cierto confort. Eso sí, llaves, teléfono y otros objetos, casi hay que dejarlos en casa, pues no abundan los huecos y tampoco hay una guantera tal cual. Pero eso queda en segundo plano cuando te acoplas a sus asientos tapizados en cuero y con altavoces integrados.

Y es que estamos ante un MX-5 Nappa Edition. Requiere un desembolso de 30.920 euros, pero no escatima en equipamiento de serie, pues encontramos elementos como el navegador, sensores de lluvia y luces faros LED, apertura sin llave y todo lo que imagines en seguridad activa…

Gana 24 CV de potencia

Tampoco escatima en cuanto a motor, porque nuestro protagonista estrena la evolución del 2.0 Skyactiv-G, que con unos toques maestros por aquí y por allí ha ganado 24 caballos de potencia, lo que convierte en aún más rápido a este deportivo roadster.

Poco te puedo contar de su dinámica. Excelente es poco. Las suspensiones no son secas y absorben las irregularidades del asfalto, de igual forma que dejan inclinar la carrocería ligeramente para transmitirnos sensaciones más naturales y no tan repentinas. La propulsión trasera se nota, pues su zaga se insinúa aún con los controles conectados, y su precisa dirección -podría ser algo más directa- te deja apuntar con delicadeza la trazada perfecta. Tu cabeza sólo quiere que las curvas no acaben nunca, y si el copiloto también disfruta de la experiencia, mejor que mejor.

Los kilómetros no pesan y ofrece una capacidad de disfrute que sólo está al alcance de unos pocos vehículos. Y todos mucho más caros.

Es cierto que el motor y el viento se notan en exceso porque la capota es una mera tela -los viajes largos no son lo suyo-, que pones y quitas con una mano. ¿Pobre? Más bien práctico. Ahorra peso y, no lo dudamos, nunca lo querrás capotar. Siempre que no llueva o haga temperaturas gélidas, es el modo de conducción a elegir: 'always open'.

Esa potencia extra se 'nota', y lo entrecomillamos porque acelerando ha sido más rápido que el anteruior MX-5 de 160 CV… pero recuperando no saca a relucir ese extra de energía. Otra de las gracias de este 2.0 Skyactiv-G es que ahora la zona roja ha pasado de 6.800 a 7.500 rpm. Llegar allí es toda una gozada con este bloque atmosférico, que sorprende por su respuesta en las zonas baja y media del cuentavueltas.

Su cambio crea adicción, pues es perfecto por tacto y recorridos. Gasta poco; tanto, que los 45 litros de su depósito cunden mucho. Ideal para desestresarte y disfrutar de los placeres de la vida.

LA CLAVE

Engancha. Y mucho. El MX-5 es de esos coches que todos deberíamos conducir al menos una vez en la vida. Es rápido, ágil, divertido… Y muy fácil de 'pilotar'. Su 2.0 Skyactiv-G se estira ahora como un chicle, y el cambio es una delicia en todo momento. Gasta lo justo y su precio es buena inversión en ocio y disfrute.