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Ford Ranger Adaptado de Gema Hassen-Bey. Dos fuera de serie

Sabía de antemano que Gema Hassen-Bey era una chica valiente. La había visto en un vídeo subir en silla de ruedas al pico del Teide en Canarias y me habían entrado sudores solo de verla en las imágenes luchar centímetro a centímetro con los pedales de su prototipo manejados con las manos. Impedida de cintura para abajo por un accidente desde los 4 años, Gema se sobrepuso a los negros nubarrones que le auguraba la vida a base de tesón, lucha, ganas de vivir y absolutamente ningún miedo a nada. Y esa actitud la llevó a participar en 5 juegos paralímpicos consiguiendo 12 títulos y tres medallas. Esa valentía nos la confirmó haciendo algo que no había hecho jamás.

Porque Gema aceptó el reto de probar para Motor16 su todoterreno adaptado en las pistas «off road» del INTA. Con un pequeño hándicap: Gema nunca había hecho todoterreno. Sin embargo nunca antes había visto a alguien aprender tan rápido y, sobre todo, afrontar obstáculos de los que ponen los pelos de punta con la tranquilidad y decisión que lo hizo la medallista paralímpica. Y es que bastó un recorrido por el exigente circuito todoterreno escuchando nuestros modestos consejos para a continuación y ya en solitario superar todas las zonas del circuito con nota.

Claro que la montura ayudó mucho ya que el Ford Ranger de Gema es uno de los Pick-up más eficaces del mercado. Sin embargo vimos en Gema verdadera madera para defenderse holgadamente en conducción «off road». Superó cruces de puentes muy técnicos, ascensiones salvajes, bajadas imponentes e inclinaciones que asustarían a cualquiera que nunca se hubiese enfrentado a algo así. Incluso, ya para dejarnos con la boca abierta, se metió en una charca de barro sin conocer su profundidad y sin que antes hubiese visto pasar cualquier otro coche. Pero lejos de cambiar el gesto a Gema no le desapareció la sonrisa de la cara en ningún momento.

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Entrevista a Gema Hassen-Bay, Embajadora de Ford Adapta, «Voy a subir el Kilimanjaro en silla de ruedas»

-¿Cuánto tiempo tardaste en adaptarte a ese Ford Ranger tan especial?

-Pues cero coma. Me dijeron que cuando lo cogí y arranqué parecía que lo había conducido toda la vida. La verdad es que me costó más adaptarme a la bici. Porque lo único que encontré fue una bici de descenso muy pesada que hemos ido mejorando. Hemos evolucionado mucho la Hassen-Bike (se llama así porque Emilio de Villota cuando me vio me dijo «tú ya no eres Hassen-Bey eres Hassen-Bike»). Con ella subí la Bola del Mundo y luego, para la subida del Teide, diseñamos la primera silla de escalada del mundo, que no es esta porque el camino se estrechaba y no nos dejaban subir con ella. Había que preparar una para subir 100 escalones de 30 centímetros con 60 por ciento de desnivel, desnivel lateral… También tuve que aprender técnicas de escalada, de hecho soy la primera que sube 15 metros en vertical con los brazos. Y ahora para el Kilimanjaro solo me queda resolver el tema de la nieve, digo solo pero he descubierto que es un verdadero problema porque no se ha inventado nada para subir (no hay teleférico, sólo un remonte que no me vale) y tengo que hacerlo por algún sitio. Tendré que ir con mi equipo primero para que ellos abran la vía. Y esto será cuando consiga la financiación y cuando resuelva el otro problema que es el reto del frío y protegerme yo las piernas. Es un problema a superar porque a nosotros nos baja la temperatura de esa parte del cuerpo. De hecho, de cintura para arriba puedo ir muy acalorada pero de cintura para abajo me puedo estar congelando sin darme cuenta. Por eso estamos ideando un pantalón y ya tenemos un prototipo que autorregula la temperatura de las piernas.

-¿Cuándo te diste cuenta de que el mundo no se acababa tras el accidente?

-Yo tuve el accidente a los 4 años y al principio fue un poco raro porque salí del entorno familiar en una edad muy crítica y pasé de tener una madre a tener un montón de madres en el hospital. Y sobre todo las fisio, Mari Carmen Pazos y Aurora Ampuero, que fueron las que me hicieron deportista porque me ponían retos. De hecho se saltaron todo el protocolo de la rehabilitación. Y después de ganar contra todo pronóstico un campeonato de ping pong en el hospital ya empecé a interesarme por los juegos paralímpicos. Luego me llegó la oportunidad de los Juegos de Barcelona y comencé a prepararme con tiempo en esgrima. Y para sorpresa de todos gané la primera medalla para España.

-Después de fijarte como objetivo subir al Kilimanjaro, ¿dónde pones tus límites?

-Los límites no existen. Vivir es la oportunidad de disfrutar. Entonces si te pones límites tu motor va a ir gripado. Es mejor no hacerlo y probar las experiencias. Para eso estamos aquí, es muy sencillo. Luego nos complicamos nosotros con tonterías que nos preocupan… pero para mí la vida es como un videojuego y no pasa nada si se acaba la partida porque has disfrutado. Y lo importante no es el tiempo que vivas, si no lo que haces con tu tiempo.

-Hay muchas personas en tu situación que no ven las cosas de la misma manera que tú. ¿Cómo les animarías?

-Yo tengo un lema de vida que dice ''si te mueves tú, el mundo se mueve contigo''. Hay que moverse porque a poco que lo hagas consigues que la gente se mueva contigo. Hoy tú me has dado una clase magistral de 4×4 pero eso no habría ocurrido si yo me hubiera quedado en casa. El motor que te mueve en la vida no está en las piernas, está en la cabeza y en el corazón. Si tú potencias eso, llegas donde quieras. Y también hay que saber lo que es el equipo, porque no estamos solos en el mundo y las cosas se consiguen en equipo. He vivido 5 juegos paralímpicos y no estaba muy cómoda con el mensaje que damos los deportistas o que nos hacen dar, que es el éxito, el éxito, el éxito. Y yo para reflexionar dije ¿Qué es el éxito para mí? ¿La medalla? No. El éxito es el camino, la experiencia, aprender, crecer, no rendirte. Un día fui la mejor del mundo y gané una medalla, fenomenal. Y otro día fui la peor del mundo, no gané nada… y yo soy las dos cosas. Si tú vienes a mi casa no vas a ver medallas, vas a ver mi espada, que es la que me ha acompañado siempre. Y para mí el éxito es eso. Ahora pongo foco en el camino y este reto lo hago porque no quiero hacer deporte para ganar trofeos y para vanagloriarme de ellos, yo quiero hacer deporte para lo que a mí me ha servido que es para ayudar. A mí me ha ayudado a vivir, a plantearme una meta, a luchar por mis objetivos, a no rendirme, a valorar el equipo. Un americano ha intentado subir al Kilimanjaro en silla de ruedas pero en la parte más inclinada del volcán le tuvieron que ayudar, no lo consiguió. Este hombre tiene para mí todo el respeto, pero es que no ha habido ninguna mujer que lo haya intentado. Muchos me han querido quitar la idea de la cabeza pero si yo consigo subir diseñando una bici-silla que permita a la gente que viva en la montaña desplazarse. Si le quito el frio con el pantalón a millones de personas el reto me merece la pena.