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Audi A3 Sportback 30 TDi. Uno de los nuestros

Según sales del concesionario con tu coche nuevo, cuando todavía no has recorrido ni un solo kilómetro y menos aún te has familiarizado con los principales mandos, esa inversión que has realizado con un grandísimo esfuerzo sufre de golpe una depreciación del 18 por ciento de su valor. Es decir, que si has pagado 30.000 euros por él, en los primeros cien metros de asfalto recorridos has perdido ya 5.400 euros. Un valor residual que además disminuirá cada 12 meses un 10 por ciento; y eso si todo va bien en cuanto a averías o accidentes. Y esto ocurre desde hace años y en casi todos los fabricantes, salvo en modelos de culto o piezas exclusivas de edición limitada. Pero no a todos los fabricantes y modelos les afecta por igual. Audi, por ejemplo, es una de las tres marcas con menor pérdida de su valor residual durante el primer año de vida. Y cuando el propietario va a venderlo tras unos años, casi siempre recupera ese plus que ha pagado de más al principio y que a veces hace dudar sobre, si en efecto, se está realizando la compra más adecuada cuando uno se decide por una firma Premium.

El nuevo Audi A3 Sportback 30 TDI es más barato que sus competidores directos de BMW o Mercedes, pero requiere el pago de 2.300 euros extra respecto a lo que vale el Volkswagen Golf equivalente, y alrededor de 6.000 euros más de lo que tendríamos que pagar por un Renault Mégane de similar equipamiento y potencia. ¿Está justificada esa diferencia? Pues en ambos casos sí, sin duda.

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El nuevo Audi A3 Sportback ha pasado por el gimnasio y se muestra más musculoso, deportivo e incluso sugerente, algo no siempre fácil en el segmento de los compactos y no siempre habitual en Audi cuando el apellido no empieza por R. Pero algo está cambiando en Audi a nivel de diseño. Y nunca es tarde… Es verdad que ayuda mucho el acabado S line que llevaba nuestra unidad de pruebas, que cuesta 3.350 euros pero incluye 20 equipamientos adicionales, entre detalles de diseño y elementos tan interesantes como la suspensión rebajada 15 milímetros, las llantas de 18 pulgadas, el Audi Drive Select o los pilotos con intermitentes traseros dinámicos. Pero incluso sin este acabado al nuevo A3 Sportback se le ve más coche. Y en el interior sorprenden los asientos deportivos, el nuevo salpicadero mucho más centrado en el conductor y los avances en conectividad e información a través de pantallas configurables que, aunque son tendencia, alejan, solo inicialmente, esa sensación habitual de haberlo conducido toda la vida, por lo rápido que te acostumbrabas a manejar y controlar todo. Las nuevas tendencias, empujadas por un avance espectacular en los sistemas de infoentretenimiento y la digitalización de todo, complican un poco más la cosa hasta habituarse, pero se gana en calidad y cantidad de información. Sólo echamos de menos dos cosas: poder desconectar de una sola vez y con un botón directo el incómodo aviso de salida de carril -para hacerlo hay que entrar en tres submenús de la pantalla central-, y también que estuvieran iluminadas las teclas de la climatización, ya que por la noche resulta difícil acertar. Aunque estas pegas se olvidan fácilmente comprobando la calidad de ejecución del interior, los remates o el funcionamiento de cualquier sistema. Y es que no es fácil olvidar la visita a una fábrica de Audi y comprobar a pie de obra la obsesión del personal por la calidad.

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Pasaremos superficialmente por la habitabilidad porque el coche mide prácticamente lo mismo que la generación anterior y, si acaso, hemos medido algún centímetro extra en la anchura de las plazas traseras. Por tanto, similares cotas para un modelo de espacio generoso en general, con un maletero capaz y repleto de detalles, como dos luces LED, cuatro ganchos, dos perchas, una toma de 12 V y una bandeja cubreobjetos que se puede guardar si es necesario en el doble fondo del piso.

Respecto al anterior A3 Sportback 30 TDI, el recién llegado y objeto de este test se beneficia de muchos cambios a mejor, y uno de ellos es sin duda el motor. Se llama igual y tiene los mismos 116 CV. Sin embargo, este propulsor, que estrena un sistema doble de dosificación de SCR (Catalizador de Reducción Selectiva), con una inyección dual de AdBlue para reducir las emisiones de NOx, sube de cilindrada y pasa de ser un 1.6 a ser un 2.0. Y aunque en frío o a baja velocidad peca de poco refinamiento, lo cierto es que este cambio de cilindrada lleva aparejados avances de calado. Porque, además, el nuevo A3 Sportback mejora su aerodinámica -ver cuadro en página 47- de 0,32 a 0,29.

EL DETALLE. Aerodinámica, fondo plano

El Audi A3 Sportback 30 TDI presume de una aerodinámica especialmente eficiente, que busca reducir el consumo de combustible y, por tanto, las emisiones de CO2. Los ingenieros especialistas en aerodinámica y los diseñadores comenzaron a trabajar de la mano en una etapa muy temprana del proyecto de este nuevo modelo, optimizando muchas áreas de la carrocería, incluyendo los espejos exteriores y los bajos, estos últimos carenados con paneles de gran superficie que forman un fondo plano, similar al de los coches de competición. Así que el A3 Sportback pasa del anterior coeficiente Cx de 0,32 al actual de 0,29.

Sobre el papel, y con los datos homologados en la mano, el A3 Sportback 30 TDI acelera de 0 a 100 km/h en tres décimas menos, pero sobre todo pasa de registrar un consumo medio de 5,4 l/100 km (WLTP) a firmar unos increíbles 4,3 l/100 km. Esta espectacular rebaja de más de un litro tiene que ver lógicamente con la aerodinámica, pero también con los desarrollos, hábilmente alargados por los ingenieros -de 57,6 a 59,1 km/h en sexta a 1.000 rpm- para que a velocidad mantenida el motor gire aún más relajado y consumiendo menos. En concreto, cubrir los 424 kilómetros que hay de Madrid a Alicante a velocidades legales cuesta 23 euros, con un consumo real de 4,9 l/100 km. Y, sinceramente, a nivel de rendimiento no esperábamos un resultado tan satisfactorio. Porque comprobamos que aunque el motor por debajo de 1.500 rpm empuja más bien poco, en sexta se puede circular a 100 km/h y 1.500 rpm, y recuperar hasta 120 km/h sin necesidad de reducir a quinta con una respuesta decidida y sin tener que hundir el pie en el acelerador. Y aunque a muchos les cueste creerlo, hemos comprobado que con estos 116 CV cualquier usuario tiene más que suficiente. Para circular a velocidades legales por supuesto, pero incluso hemos medido en nuestras pistas, al hacer el Correvit, que partiendo desde parado el A3 Sportback 30 TDI de 116 CV alcanza los 1.000 metros en 32 segundos circulando ya a más de 160 km/h. Y el '0-100' oficial, fijado en 10,1 segundos, supone la mejor cifra de aceleración del mercado en un compacto de esta potencia.

Asociado a este motor, el A3 Sportback no puede llevar ni cambio automático, ni suspensión regulable, ni eje multibrazo trasero. Sí habríamos agradecido que el primero estuviera en la lista de opciones, aunque el cambio manual, totalmente nuevo, es preciso y rápido. Sin embargo, gracias a que las vías son algo más anchas, y a que esta versión S line monta el tren de rodaje 15 milímetros más bajo, muelles y amortiguadores más firmes, y unos buenos neumáticos, no hemos echado de menos llevar una suspensión más elaborada ni un control adaptativo de la amortiguación. El coche así es ágil y muy noble ante cualquier condición, y es casi siempre muy cómodo. El ESP no es muy intrusivo, y cuando se desconecta, la típica tendencia a subvirar es mínima aunque el ritmo sea elevado.

Y motor y chasis, de verdad que permiten una conducción casi deportiva, pero sobre todo muy económica.

LA CLAVE

Sorprendente la eficiencia del motor diésel de 116 CV. Parecen pocos para todo un Audi, pero me ha dejado tan convencido tras recorrer 1.600 kilómetros que se lo recomendaría incluso a los más 'dieselescépticos'. Y del nuevo A3, por fin podemos hablar de un diseño más atlético, deportivo y personal que se echaba de menos.