Cuando Polestar inició su andadura, su hoja fundacional estaba clara: querían promover la movilidad eléctrica emocionante, de altas prestaciones. Un empeño que parecía fácil con el primer modelo lanzado por la marca creada a medias entre Volvo y Geely, el Polestar 1. Porque se trataba de una silueta clásica, un coupé deportivo de alto rendimiento y tecnología híbrida enchufable. Un coche que ayudó a decir al mundo lo que quería ser Polestar aunque de él solo se produjeran 1.500 unidades.
Pero estos condicionantes de emoción y deportividad había que llevarlos a otros ámbitos, a otros tipos de coches posiblemente menos dados a ello por su silueta, tamaño o peso. Es decir había que ver cómo conseguirían mantener el ADN deportivo cuando el coche en cuestión no fuera tan propicio. El Polestar 2 fue un segundo paso en el que la silueta fastback ayudaba a mantener el espíritu dinámico… en sus dos variantes. Porque el primer Polestar 2 contaba con tracción a las ruedas delanteras y el renovado en 2024 pasó a ser propulsión trasera. Pero los dos, sobe todo el segundo, mostraban un toque ‘picante’ en su comportamiento’.
Con el Polestar 3 llega la sorpresa
Pero la prueba de fuego ha llegado con el aumento de la familia y la llegada de los nuevos Polestar 3 y 4. Modelos de gran tamaño, de silueta SUV, de peso elevado y de alta potencia. Coches a los que dotar de un comportamiento dinámico deportivo no parece fácil. El 4, por su estilo de SUV coupé parece más propicio a cumplir con esas expectativas; y lo hace. Pero el Polestar 3 parece, a simple vista, algo menos dotado para garantizar dinamismo y carácter al volante… Pero las apariencias engañan.
Tras una primera prueba antes del verano, hemos tenido la oportunidad, durante la presentación nacional del Polestar 3, de hacer un recorrido con el nuevo crossover -una mezcla inteligente de SUV y familiar-, que nos ha dejado bastante sorprendidos por su comportamiento dinámico. Porque pese a que nos encontramos con un modelo de 4,9 metros de longitud, 2,1 metros de ancho y 1,6 de altura cuyo peso supera con holgura los 2.500 kilos en cualquiera de sus versiones, se mueve con una agilidad inusitada en todas las situaciones.
El recorrido que nos proponen nos lleva de Madrid a la provincia de Segovia cubriendo carreteras de doble sentido, autovías, zonas de montaña… Y el Polestar 3 brilla por un comportamiento que nos hace dudar de que no llevemos una berlina clásica… por ejemplo. Porque la estabilidad es sobresaliente y mucho más, casi sin balanceos ni inercias pese a la altura del coche. El peso de las baterías, repartidos por el suelo permiten un bajo centro de gravedad que redunda en un comportamiento sano y divertido.
Todos los sistemas para el mejor comportamiento dinámico
Y ayudado de sistemas como una suspensión adaptativa o una vectorización activa del par que va pasando tracción al eje que lo necesita, nos encontramos con una experiencia de conducción sobresaliente y con un manejo del coche de máximo dinamismo. Además cuenta con un diferencial trasero activo BorgWarner eTVD que garantiza el máximo control por parte del conductor. Y el remate de la tracción total de su configuración con doble motor, uno en cada eje, para garantizar el comportamiento seguro y divertido.
Y para los pasajeros máximo confort pues el compromiso entre confort y comportamiento es excelente. Por no hablar de la comodidad que se vive en el interior del modelo sueco, en unos asientos traseros que son butacones. Como excelente es la dirección por firmeza y tacto para dar toda la información al conductor de lo que pasa bajo las ruedas. O los frenos, que tienen un grado de mordiente y tacto magníficos… además de ayudar a regenerar con cada frenada.
Si a este comportamiento dinámico unimos unas prestaciones sobresalientes en las que la potencia -contamos para la prueba con la versión Dual Motor Performance Pack y sus 517 caballos- está a solo una ligera insinuación sobre el acelerador, podemos hacer adelantamientos en un visto y no visto pues las reacciones son instantáneas.
Todo ello también mezclad con un trabajo en términos de eficiencia más que notable, pues el Polestar 3 ha sido diseñado meticulosamente para ofrecer un consumo reducido. La carrocería presenta elementos aerodinámicos innovadores que mejoran su rendimiento global. Un alerón integrado en el capó y un spoiler trasero realizan una gestión óptima del flujo de aire, reduciendo las turbulencias y mejorando la eficiencia del consumo.
El Polestar 3 puede cargar su batería hasta a 250 kW
Eso permite que pese a las tremendas medidas y peso del coche, el consumo no se desmande y podamos ver medias de gasto que superan por poco los 23 kWh/100 km. Y no hemos ido precisamente despacio. Con este gasto y los 107 kWh de capacidad real de la batería no llegamos a los 561 kilómetros que homologa esta versión. Pero superaremos los 450 kilómetros entre recargas.
Y ojo, porque para recargar la batería solo necesitaremos media hora para pasar del 10 al 80 por ciento de capacidad ya que el Polestar 3 está preparado para ofrecer una potencia máxima de 250 kW.
Pero lo mejor que ofrece este Polestar 3, sin duda, es su capacidad de sorprendernos, de engañarnos, pues pensamos que nos vamos a poner al volante de un ‘tranquilo y apacible’ familiar cuando lo que encontramos al volante es un emocionante deportivo aunque de características insospechadas.
El Polestar 3 está disponible desde 88.900 euros para la versión bimotor de 489 CV, mientras que la variante Performance con 517 CV tiene un precio desde 95.500 euros. Precios elevados, sí, pero con la garantía de que cada euro invertido se va a convertir en una sonrisa al volante.