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Peugeot 308 SW BlueHDI 130 EAT8 GT Pack. Un gran fondista

Salvo que tengamos una fobia inexplicable hacia las carrocerías familiares, todavía me cuesta entender por qué este tipo de formato no goza de más adeptos en nuestro país. Y es que en ocasiones las comparaciones son odiosas.

El Peugeot 308 SW es un claro ejemplo. Asociado al eficiente motor diésel 1.5 BlueHDi de 130 CV, gestionado con el confortable y sofisticado cambio automático EAT8 y decorado con su traje más exclusivo GT Pack, cuesta solo 239 euros más que el 308 de carrocería hatchback.

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Es una cifra irrisoria si tenemos en cuenta que ofrece más espacio en las plazas traseras y multiplica la capacidad del maletero hasta los 610 litros -420 su 'rival'-. Y salvo que tengas la superlicencia para pilotar un F-1, no notaremos diferencias dinámicas ni una merma palpable en rendimiento o consumo.

Dicho esto, nuestro protagonista no busca un enfrenteamiento directo con su hermano de sangre, y sí frente a la nutrida competencia. En este sentido, es un modelo sumanente equilibrado que brilla en todos los frentes.

Antes habrá que pasar una pequeña prueba. El 'particular' puesto de conducción i-Cockpit no gusta a todo el mundo, pero confieso que me encuentro cómodo en ese escenario de volante pequeño y en una posición baja. No pasa lo mismo con la pantalla táctil del salpicadero, que asume tanto protagonismo que deja de ser intuitiva en ocasiones.

Donde sí existe unanimidad es a la hora de valorar su excelente dinámica. No será el más ágil del segmento, ni el más confortable, pero resulta predecible y estable en curva. El tarado de la suspensión es más bien firme, pero no sacude especialmente a los ocupantes y limita los balanceos de la carrocería.

El rendimiento del propulsor diésel quizás tampoco bata récords, pero nadie se sentirá frustrado cuando pise con ganas el acelerador. De hecho, necesita 7,9 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, un tiempo y unas distancias que nos permiten adelantar con cierta solvencia.

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El cambio automático de ocho relaciones con convertidor de par facilita mucho las cosas. Es muy suave y refinado en su funcionamiento, y ofrece una función manual que nos permite cambiar de manera secuencial mediante las levas del volante. En cualquier caso, para proteger la mecánica siempre saltará de marcha si forzamos.

Además, podremos elegir en el asistente de conducción entre el perfil Eco y el Sport, variando los parámetros de la dirección, del cambio y de la sensibilidad del acelerador. En el más económico hemos firmado un consumo medio de 5,4 l/100 km. Y en Sport crea una acústica artificial del motor por los altavoces.

Al confort de marcha, agradable tacto general y buena dinámica añade unas brillantes distancias de frenado, apoyadas en los generosos neumáticos 225/40 R18 que porta de serie. Y su dotación, con el acabado GT Pack de la unidad probada, es otro de sus atractivos, tanto en seguridad como por los 3asistentes de conducción o la conectividad.

LA CLAVE

Prefiere las pruebas de fondo que las de velocidad, aspecto donde su motor diésel de 130 CV y el cambio automático contribuyen al buen consumo y agradable tacto general. También destaca por su dinámica, y su formato familiar incrementa el espacio y multiplica la capacidad del maletero.