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Opel Cabrio 1.6 Turbo 170 CV Selective. Destape espectacular

El Opel Cabrio es amplio, está bien hecho, sus líneas resultan atractivas, tecnológicamente es más avanzado y el techo de lona es la guinda. Un vehículo para disfrutar, aunque esperábamos más de sus 170 caballos…Cuando las cosas se hacen bien y con sentido no queda más remedio que aplaudir. El Opel Cabrio es el heredero del Astra Twin Top, pero, con todos los respetos, no hay color. El salto dado ha sido de tal magnitud que ha dejado pequeños a sus rivales naturales (leáse Renault Mégane Coupé-Cabriolet, Peugeot 308 CC…) y también a los intocables 'premium' (Audi A5 Cabrio o Serie 3 de BMW).

Nada menos que 4,70 metros de longitud porque desde el principio la idea fue hacer un cabrio elegante y pasional, pero sin estrecheces ni penurias en el día a día. Y tampoco se ha descuidado la calidad y los detalles exclusivos, como los aproximadores de los cinturones de seguridad, tan prácticos como glamurosos. Pero la razón de ser de este modelo y el aspecto que marca su personalidad es el techo, en esta ocasión de lona, que para muchos es lo genuino. Ofrece calidad en su composición, pero no nos engañemos, no aísla igual que un techo duro tradicional.

Descapotable a distancia

En apenas 16 segundos pasamos de 'coupé' a cabrio para alcanzar todo su esplendor. Es su estado natural, aunque su uso sea minoritario en el cómputo de tiempo. La operación la podemos realizar en marcha (hasta los 50 km/h) o, incluso, a distancia, accionando el mando remoto mientras tomamos café en una terraza, pero en ambos casos el maletero se reduce a la mínima expresión, pasando de 380 a 280 litros, es decir, de un bien a un aprobado justito siendo benévolos.  Y como ya ocurre en casi todos, la versatilidad y el espacio aumentan porque los respaldos traseros se abaten por partes (50/50) accionando dos tiradores situados en el maletero. Y otra particularidad es que en el caso de portar el deflector de viento (opcional) éste se coloca en su funda entre los respaldos y el compartimento de carga, una solución ingeniosa que evita que esté suelto por 'ahí'.

El interior resulta familiar porque, salvo pequeños matices, hereda la presentación del Astra, aunque como sólo dispone del acabado Excellence pone tierra de por medio con respecto a las versiones más modestas a nivel de calidad y acabados.

En nuestro caso nos acomodamos en las espectaculares butacas delanteras, confortables y deportivas a la vez, con extensión de la banqueta, rematadas en cuero, reguladas eléctricamente, calefactadas y hasta ventiladas para evitar el sudor. Como los 'grandes', vamos. Eso sí, hay que pagarlas aparte.

Función Easy Entry

Detrás el espacio es suficiente (comparte distancia entre ejes con el Astra GTC), no sobra pero tampoco se echa en falta nada salvo un poquito más de altura porque es fácil rozar con la cabeza en la lona. Y no hay agobios con la capota montada, aunque la visibilidad desde el retrovisor interior queda algo justa por el escaso tamaño de la luneta. El paso a las plazas traseras se realiza con la función Easy Entry, manual o eléctrica, según lo que queramos gastar.

Nos ponemos en marcha y lo hacemos a lo grande, con el nuevo motor 1.6 SIDI Turbo de 170 caballos que se convierte en la máxima expresión de la gama en cuanto a potencia se refiere en gasolina. Su 'caballería' y buenos registros de par máximo (28,6 mkg gracias a la función overboost) invitan al optimismo. No resulta molesto en cuanto a ruidos o vibraciones y recupera bien en líneas generales, pero sus prestaciones no llegana a abrumar.

El problema no es suyo sino de la gestión excesivamente sosegada del cambio. La caja automática de seis relaciones por convertidor de par es una maravilla por su suavidad y confort, pero no quiere oír hablar de enfoques más pasionales y alarga los desarrollos finales todo lo que puede.

Si a eso unimos que la electrónica protege en todo momento al motor y al cambio, las aceleraciones de todo un 170 caballos se quedan algo justas. No quiere decir que no corra, ojo, pero esperábamos algo más. Tampoco ayudan en este sentido las enormes llantas de 19 pulgadas que porta nuestra unidad.

De paseo lo borda y sin techo podemos circular a velocidades próximas a los 100 km/h sin miedo a turbulencia de viento en el interior. Con el deflector se eliminan (también el uso de las plazas traseras) y si vamos cuatro se puede montar un minideflector entre los reposacabezas traseros como mal menor.

Dirección precisa y directa

El Cabrio es un vehículo grande y algo pesado. Se ha trabajado a conciencia la rigidez torsional y hereda lo mejor en cuanto a suspensión, con un esquema HiperStrut delante (diseñado en su día para el Insignia OPC) y un eje torsional con timonería de Watt detrás. Con todo esto no podemos analizar su dinámica de modo fiel simplemente porque nuestra unidad cuenta con la efectiva suspensión adaptativa FlexRide, que multiplica el confort en modo Tour y nos hace más protagonistas en una conducción más alegre y dinámica con el modo Sport, endureciendo los tarados de los amortiguadores.

Nada que objetar en cuanto a la dirección, precisa y muy directa (sólo 2,5 vueltas de volante entre topes), y a los frenos, con unas distancias registradas que cumplen con lo esperado.El Cabrio también se desmarca con respecto a sus rivales generalistas con un equipamiento más completo y avanzado, con elementos como una alerta de cambio involuntario de carril, lector de señales de tráfico, indicador de distancia frontal con aviso de colisión, alerta de ángulo muerto, iluminación adaptativa… todo un envoltorio de peso que le sitúa más cerca de los 'premium'.