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Mitsubishi Eclipse Cross 220 DI-D 8AT 4WD Kaiteki. Tiene sentido

La última vez que probamos el diésel 2.2 Cleartec de Mitsubishi fue en el Outlander y nos llamó la atención su alto consumo -8,6 litros de media-, pero para su utilización en el Eclipse Cross la firma japonesa ha renovado esta mecánica, dotándola por ejemplo de un sistema de control de emisiones SCR con AdBlue. Si a eso le añadimos que nuestro protagonista es más compacto -4,41 metros de largo- y ligero -por más que sus 1.750 kilos no sean precisamente de 'peso pluma'-, entenderemos mejor que el gasto real sea aquí de 7,6 l/100 km. Sigue sin ser referente de la clase, pero se acerca a los mejores, que incluso bajan de 7 litros.

Además, gracias al elevadísimo par del motor -casi 40 mkg a 2.000 vueltas- y a un cambio automático de ocho marchas -es de convertidor, pues no usa la caja de variador continuo de las versiones de gasolina- podemos ir permanentemente a buen ritmo sin que el gasto se dispare, pues siempre hay respuesta. No debemos esperar reacciones de SUV deportivo -los fríos datos de prestaciones no intimidan, pues de 80 a 120 km/h necesita 8 segundos-, pero sí son mejores de lo esperado. O de lo anunciado por la casa japonesa: le hemos medido 10,1 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, cuando el dato oficial es de 11,7 nada menos.

Y ocurre algo similar con el comportamiento, marcado por el equilibrio entre seguridad y confort más que por el dinamismo puro. Podemos ir ágiles en zonas de curvas, pero el coche pesa, el morro tira quizás algo más de lo habitual -motor muy grande para un SUV de su talla- y la dirección peca de excesivamente suave. Los frenos cumplen bien su labor y el eje trasero multibrazo mantiene siempre las ruedas posteriores por la trayectoria deseada, ayudado por una tracción eficaz cuya acción podemos ajustar eligiendo entre tres modos: Auto -el reparto de par va del 80/20 normal al 55/45 si hay poca adherencia-, Gravel y Snow. En los dos últimos -gravilla y nieve- también hay reparto variable según el agarre, pero cada uno tiene sus propios máximos y mínimos por eje.

Esas posiblidades ruteras 'todo clima' del Eclipse Cross diésel se combinan con virtudes que ya habíamos destacado otras veces en el SUV nipón -que comparte plataforma con el ASX-, como el agrado general de marcha, la comodidad -aunque por encima de 130 km/h aparecen ciertos ruidos aerodinámicos-, un acabado general de calidad o una amplitud notable -detrás no sobra anchura, pero el túnel central sobresale poco del suelo-, a lo que uniríamos el impresionante equipo de serie -lástima lo del navegador- del nivel Kaiteki, único disponible en diésel. Y el maletero, sólo correcto, podremos ampliarlo avanzando la segunda fila.

LA CLAVE

Las versiones de gasolina 150T, dotadas de un moderno motor 1.5 Turbo con 163 CV que permite elegir entre cambio manual y automático -y en este último, entre tracción 2WD y 4WD- son las más vendidas. Y las más asequibles. Dicho eso, si tuviese que escoger un Eclipse Cross, el aquí probado me parece aún más atrayente.